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lunes, 22 de abril de 2013

Serie: ¿Hablamos? - Artículo 1 - Honestidad sin temores, Por: Por: Sixto Porras y Maritza Ulate


Saber cómo manejar con inteligencia la comunicación en el matrimonio no es tan fácil como algunos creen, especialmente cuando cada uno viene de un trasfondo distinto. Aprender a desarrollar una buena comunicación es todo un arte...

Honestidad sin temores
Es importante que entendamos que el matrimonio crece a partir de la intimidad. El fundamento para la intimidad física encuentra su origen en la intimidad emocional, y esta se logra cuando poseemos capacidad para comunicarnos afectivamente. Una pequeña prueba nos permitirá saber si poseemos capacidad en esta área o no. Cuando su pareja le pide algo y usted sabe que no puede hacerlo, ¿no se siente libre para decirle que no? Cuando usted realiza algo que sabe debe comunicar a la otra persona, ¿le causa miedo solo pensar en decirlo? ¿Tiene la sensación de que su pareja se siente intimidada por usted, a tal punto que mide sus palabras a la hora de hablar? Si usted contesta afirmativamente a alguna de estas preguntas es porque le falta más intimidad emocional con la persona que ama. 
La buena comunicación no se fundamenta en el temor ni en la imposición de un criterio. La intimidad emocional genera confianza, respeto y tolerancia. Esto propicia que aceptemos  a la otra persona tal cual es. No se trata de un sentimiento artificial, sino la capacidad de comprensión basada en el afecto. Usualmente, no es fácil establecer una comunicación basada en estos principios, especialmente si en nuestra formación no se modeló este estilo. 
Sin embargo, a medida que la pareja cultiva la comunicación entre ambos y con Dios aprenderán a confiar el uno en el otro y esto, a su vez, les permitirá ser más abiertos. La buena comunicación fluirá a partir de que cada uno se sepa respetado, aceptado, amado y valorado.
Existen momentos en el matrimonio en los que sentimos miedo, miedo a la reacción que tendrá la otra persona. Si usted padece de miedo, debe enfrentarlo y comunicar esta sensación a su pareja. Sin embargo, no comparta este temor en medio de un conflicto. Escoja un momento tranquilo, en que pueda abrirse sin que interfieran las fuertes emociones que existen en una situación de conflicto. Cuando usted abre su corazón para compartir estos temores la intimidad emocional crece profundamente. Utilice frases como: «Quiero que sepas que cuando elevas la voz un poco más yo tiendo a quedarme callado y me siento anulado como persona». El solo hecho de que ella o él lo exprese debiera mover al otro a decir: «lo siento». 
El otro día dije algo que lastimó a mi esposa Helen. Ella me confesó: «eso me duele, me parece que no es justo». Yo iba a argumentar, porque ninguno de nosotros tiene intensión de herir o lastimar, pero en ese momento pensé: si a ella le dolió, es suficiente para que yo busque la forma de restaurar. Le dije, entonces: «perdón mi amor». No era el momento de argumentar; no era el momento de justificar lo que dije. Frecuentemente nos consideramos inocentes. Lo usual es pensar: ¡el otro es el que está equivocado! La verdad, sin embargo, es que si ella se sintió lastimada, esta es razón suficiente para que yo la restaure, porque ella es más importante que los argumentos que tengo; y es crucial para ambos sanear la relación cuánto antes. Esto es lo que produce verdadera intimidad. No tenga miedo de ser usted, de expresarse.

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