Visión y Misión

Visión.
Ser líder en la orientación y fortalecimiento de las familias dentro y fuera de la iglesia en la República Dominicana.

Misión.
Orientar a los miembros de la familia en el concepto de la verdadera relación y responsabilidad familiar para tener un hogar saludable, a través de la palabra de Dios.

Versículo del día

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jueves, 28 de marzo de 2013

Honrando a la Persona Amada, Por: Helena Calderón


¿Cómo saber si nuestro matrimonio tiene la prioridad que merece?
¿Cómo darnos cuenta si el amor se está acabando?
¿Cómo honramos a nuestra pareja?
¿Damos a nuestro cónyuge el respeto que se merece?
La mayoría de parejas se casan teniendo grandes expectativas para su matrimonio y con desmesuradas ilusiones. Los mismos, en muchas oportunidades, no toman en cuenta las responsabilidades que el acto del matrimonio implica (cada uno debe asumir su parte al conformarse en cónyuge de su pareja). Frecuentemente, esta visión incompleta del matrimonio provoca que  en poco tiempo las expectativas se vuelvan en frustraciones y el encanto en desilusión.
Podemos observar con frecuencia que uno o ambos integrantes de la pareja no interiorizan el concepto integral del matrimonio, por lo tanto sus actuaciones continúan reflejando intereses individuales por encima del bienestar de la pareja. Este comportamiento no es consecuente con  el compromiso, libremente adquirido, al unir sus vidas en matrimonio. Por lo tanto esto origina una serie de conflictos que deterioran, en mayor o menor grado, la relación de pareja.
Es importante entonces, reconocer que nada ocurre por casualidad; toda forma de proceder tiene una causa y un efecto. Nuestras acciones no brotan espontáneamente, sino que responden a una decisión consciente, pero, con frecuencia, no lo suficientemente evaluada.  Aquilatadas o no, las decisiones que tomamos cambian el rumbo de nuestras vidas y las de otros a nuestro alrededor, haciéndonos adquirir compromisos.  En especial, cuando el ser humano decide unirse a su pareja bajo el pacto del matrimonio se compromete a respetarlo/a y procurar su bienestar.
Por lo tanto, es importante comprender de antemano los alcances que tiene  en nuestra vida este vínculo, cuyo fin último, según la perspectiva divina,  es el de proporcionar a los cónyuges una mejor calidad de vida.   Las parejas que se encuentran en vía de contraer matrimonio, y aquellas que ya están unidas y tienen el deseo de mejorar su relación, deben visualizar un horizonte juntos en el que se compartan, entre otras cosas, metas a corto y a largo plazo, en un ambiente de respeto mutuo, en el que la prioridad sea siempre el beneficio de la pareja, sobre el interés individual. 
Si a lo señalado en las líneas de arriba no se le presta atención, es muy probable que los cónyuges vivan sin rumbo ni compromiso, creando una confusión similar a la que se produce en un equipo de fútbol en el que cada miembro sigue su propio rumbo sin respetar su posición ni la de los demás. En tal situación todos procurarían ordenar y delegar sin tener responsabilidad ninguna, tratando de obtener su propia satisfacción.
Esta falta de unión y visión conjunta es una de las mayores causas de separación de los matrimonios, ya que impide a los cónyuges desarrollar sus vidas paralelamente en armonía, a partir del respeto mutuo y el establecimiento de prioridades consecuentes con el vínculo matrimonial.
Para iniciar o fortalecer una relación matrimonial, sin duda alguna, se hace necesario asumir nuestro compromiso con responsabilidad honrando a nuestro cónyuge.  Será el principio más importante para construir una relación saludable y satisfactoria para ambos.
Recordemos que el tiempo y el esfuerzo que invertimos en una relación, evidencia el valor que le otorgamos,  priorizar nuestra relación conyugal nos dará resultados excepcionales en nuestra vida individual y de pareja.

Tips
Ø  Fortalezcamos nuestra relación con Dios para así poder fortalecer las relaciones con el prójimo.
Ø  Demos a nuestro cónyuge prioridad en nuestra vida.
Ø  Seamos siempre honestos y transparentes. 
Ø  Seamos siempre  buenos amigos o amigas de nuestra pareja; la amistad en la vida matrimonial va a prevalecer en contra de la rutina.
Ø  Respetemos los espacios que se comparten juntos para conocerse y alimentar el amor.
Ø  Decidamos desde el principio que el divorcio nunca ha de ser una opción.
Ø  Nunca nos gritemos uno al otro.
Ø  Aprendamos a dialogar sobre  cualquier tema con nuestra pareja, la confianza es un factor importante en cualquier relación, y es una manera de honrar.
Ø  Dediquemos tiempo de calidad juntos cada día.
Ø  Expresemos nuestra felicidad por la persona que está a nuestro lado y disfrutemos cada momento de lo que tenemos sin lamentarnos por lo que no tenemos.
No tratemos de cambiar a la otra persona,  el cambio empieza por nosotros mismos.

domingo, 24 de marzo de 2013

El Valor de la Fidelidad, Por: Sixto Porras


Recuerdo la experiencia de Carlos. Todos sus compañeros hablaban de su última aventura sexual, de la forma en que habían tenido que mentir para justificar su ausencia, y de cómo el coqueteo terminó en una aventura. “Hoy nos veremos nuevamente, argumentó Carlos”, refiriéndose a la segunda cita que tendría con la persona que había conocido la semana pasada. Una vez más tendría que mentir, ocultarse, tener temor a ser descubierto, simplemente para vivir 5 minutos de placer. Placer que una vez satisfecho, perdía su encanto. Él pensó que engañaba a su esposa, sin darse cuenta que el engañado era él. No era ella la que tenía que ocultarse, la que tenía que mentir, la que tenía temor, no era ella la que arriesgaba la estabilidad de su familia.
Tiempo después lo encontré casualmente, su mirada era distante y su sonrisa se había apagado. Meditabundo exclamó: “Me ocurrió” -sorprendido le contesté; “¿Perdón?” “-Me ocurrió lo mismo. Ella se fue con alguien más joven que yo. Bueno, todo tenía techo de cristal”. Él se refería a que aquella aventura, que tenía fragancia de pasión, se convirtió en un temor que le atrapó. No solo había perdido lo que le había costado años construir –su familia-, sino que había quedado atrapado en la mentira de la infidelidad. 
Todos dejamos a nuestro paso una fragancia que nos identifica. Solo falta que las personas convivan con nosotros y al poco tiempo podrán describirnos. Hay que tener siempre presente que una de las mejores fragancias que dejan huella constructiva, es el ser conocidos como personas leales, fieles, consistentes, y de palabra. 
Como “caminantes que debemos hacer camino al andar”, tenemos la exigencia de ser fieles a la partitura que lleva nuestro nombre, porque quiérase o no, será imitada por quienes nos aman y sobre todo por las futuras generaciones. 
El mejor de los negocios que podemos hacer en la vida es ser personas fieles, porque así nos convertimos en personas confiables, vivimos en paz con nosotros mismos y con los demás. Por eso, es necesario recordar que el amor es más que un sentimiento, es más que una emoción pasajera, es un acto de la voluntad que se sostiene a través del tiempo con valor, determinación, perseverancia, detalles y una buena dosis de comunicación. Es un acto de la voluntad que produce los mejores sentimientos, que proporciona estabilidad y seguridad a la vida familiar. 
Para todos aquellos que anhelan ser fieles, les instamos a no poner la confianza en sus propias emociones. En la generalidad de nuestra existencia se experimenta que la atracción hacia la belleza física siempre estará ahí, la atracción por la aventura probablemente nos va a seducir, pero no podemos olvidar que la sensualidad tiene la particularidad de distorsionar la realidad y ocultar las consecuencias. Genera una reacción bioquímica que ciega la razón. Ante esta realidad, muchas veces insoslayable, la fidelidad debe sostenerse en el tiempo y más aún cuando somos conscientes de lo que está en juego. Lo primero que se pierde es la capacidad de amar, la seguridad del hogar, la paz interior, la confianza en las personas y la claridad para el desarrollo de nuestras habilidades. La infidelidad nos lleva al camino de la mentira, a la culpa que daña, a comprometer las finanzas. ¡No vale la pena ser infiel! 
Así como hay que pagar un alto precio por lo que vale mucho, igualmente hay que pagar un alto precio por la paz interior, por la felicidad de la familia, por lo que es justo, por hacer valer la promesa compartida en los votos matrimoniales.
Nos casamos para ser fieles el uno al otro, para acompañarnos en las buenas y en las malas, en salud o en enfermedad, en riqueza o en pobreza y hasta que la muerte nos separe. 
Cuando somos fieles a la persona que amamos, somos fieles para con nosotros mismos y para con los demás, porque, ¿quién es el que se tiene que ocultar? ¿Quién es el que tiene que mentir? ¿Quién es el que tiene sentimientos de culpa? ¿Quién es el que tiene temor? ¿No es acaso la persona infiel? Lógicamente, toda la familia sufre, y las víctimas más sensibles son los niños. No obstante, quien pierde la paz, la confianza y el respeto de los suyos es la persona infiel. ¡No vale la pena ser infiel! 
Ahora bien, La fidelidad se protege asumiendo la responsabilidad de nuestra palabra. Cuando somos infieles nosotros somos los únicos responsables. No podemos creer que alguien nos indujo: es necesario asumir la responsabilidad de nuestros actos. La fidelidad se protege manteniendo una buena comunicación con nuestra pareja, siendo amigo o amiga de la persona que amamos, cuidando los detalles, admirando y respetando. Debemos aprender a luchar con la rutina, y con el cansancio extremo. Debemos resolver los problemas pendientes, y pasar tiempo a solas con la persona amada. El matrimonio se protege con pequeños detalles, pero, sobre todo, decidiendo ser fiel al pacto matrimonial. Disfrutemos de nuestra intimidad sexual y deleitémonos con la persona que amamos, con la que construimos una relación de amistad y compañerismo: nuestro cónyuge. El amor no crece por sí solo, el amor se cultiva, se protege y se alimenta. 
Un matrimonio que es fiel permite que sus hijos crezcan en un ambiente de seguridad emocional, donde se saben amados, valorados y apreciados. Estos elementos son necesarios para el buen desarrollo de los niños. Los hijos que han visto a sus padres respetarse y ser fieles el uno al otro, ven a la familia como el lugar al que siempre pueden regresar en sus mentes para inspirarse, les es más fácil respetar a sus hermanos, reconocer a la autoridad y relacionarse con seguridad a la hora de construir su propio proyecto matrimonial. 
En el desarrollo de la vida matrimonial, es necesario recordar que no solo construimos nuestra felicidad, sino que también estamos colocando los fundamentos para que nuestros hijos y nietos construyan la suya. Aquí cabe señalar las preguntas que permanentemente nos impelen: ¿Qué legado estamos dejando a las próximas generaciones? ¿Estamos abriendo caminos de esperanza, o impulsamos a un mundo de duda, sospecha y temor? Debemos vivir de tal manera que abramos camino a la esperanza para la generación que toma ejemplo en nosotros. 
Fiel es la persona que corresponde a la confianza puesta en ella. Es una persona que vive conforme a la palabra comprometida y a las normas que promulga. La fidelidad es consecuencia de una relación entre dos personas libres, que se saben seguras de sí mismas y de los que aman. Personas con una sana autoestima y deseosos de construir un futuro estable. 
La práctica de la fidelidad en nuestra mente y en nuestras acciones nos dará paz y posibilitará espacios de realización y vida plena. El sabio Salomón nos aconseja acerca de cómo disfrutar nuestra sexualidad con libertad, paz y seguridad: (Proverbios: 5:18-19 NVI) “… ¡Goza con la esposa de tu juventud! Es una gacela amorosa, es una cervatilla encantadora. ¡Que sus pechos te satisfagan siempre! ¡Que su amor te cautive todo el tiempo!”. 
Tanto para hombres como para mujeres, es esta calidad de vida la que da realización personal a los que viven una relación de pareja, la que no produce temor, ni angustia. La fidelidad se debe proteger desde las emociones y los pensamientos, ya que es ahí donde somos atacados. Así que, cuidemos nuestras emociones y nuestros pensamientos, lo que vemos y lo que escuchamos, porque es donde se origina la capacidad de ser fieles, leales y comprensivos. 

Consecuencias de la Infidelidad
Ø  Conduce a una pérdida de la confianza.
Ø  Se torna mentiroso/a y pierde credibilidad.
Ø  Se afectan las finanzas.
Ø  Se arriesga a perder el amor y respeto de quienes nos aman.
Ø  Produce sentimientos de soledad y culpa.
Ø  Pone en riesgo nuestro proyecto de vida

Las personas fieles
Ø  Son seguras de sí mismas.
Ø  Tienen relaciones interpersonales saludables.
Ø  Inspiran respeto y confianza.
Ø  Se sienten amados y confían en los demás.

Un matrimonio a prueba de aventuras
Es muy probable que en un matrimonio ambos se amen con sinceridad, y ninguno de los dos esté pensando en ser infiel, sin embargo, no es cierto que la infidelidad sea imposible. Es un mito pensar que si amamos a nuestra pareja, no seremos tentados ni atraídos por alguien del sexo opuesto. La fidelidad hay que protegerla y cuidarla.
¿Por qué es fácil ilusionarse con una persona extraña que se presenta interesada, amable, atractiva y sensual? Pues porque la novedad excita y oculta las imperfecciones y las consecuencias.
Los sentimientos hacia una persona del sexo opuesto se pueden desarrollar cuando nos encontramos en contacto frecuente, cuando comenzamos a escribir con regularidad, o cuando le llamamos todos los días. En estas situaciones existe la oportunidad de que se desarrollen la atracción, el afecto y el cariño. Puede ocurrir entre compañeros de trabajo, amigos íntimos, vecinos, o entre jefe y subalterno. Puede parecer muy natural, casi irresistible y “¡muy correcto!”
Es muy importante conocer nuestra vulnerabilidad y ser preventivos. 

Algunos factores que estimulan la atracción y aceleran la química del cuerpo:
Ø  La fragancia del cuerpo.
Ø  La apariencia física.
Ø  Una persona muy sociable.
Ø  Una persona intelectual.
Ø  Una persona atenta.
Ø  Una situación de dolor y alguien que consuela.
Ø  La exposición a la pornografía.

    Escuchemos las señales de alerta que indican peligro, y aunque no ha ocurrido nada malo aún, huyamos mientras aun hay tiempo, busquemos ayuda y hablemos con nuestro cónyuge. 

¿Cómo proteger nuestro hogar de la infidelidad?
Ø  Reconociendo cuándo nuestra vulnerabilidad se encuentra amenazada por la atracción. Por ejemplo, queremos ver a alguien que nos agrada mucho, recibir y hacer llamadas frecuentes, sentimos que nos hace falta ver y hablar con esa persona. La atracción lleva a la cercanía, la cercanía a la confianza, la confianza a la fantasía y ésta despierta deseos incontrolables y los deseos llevan a la consumación y la consumación al lamento, a la pérdida y al desequilibrio emocional.
Ø  Si nosotros mismos, o nuestros amigos perciben comportamientos inadecuados de parte de alguna persona, o perciben una situación que podría llevarnos a ser infiel, no desestimemos estas advertencias y tomemos medidas inmediatas.
Ø  Tengamos amigos que protejan nuestro matrimonio. Atendamos consejos y recomendaciones.
Ø  Con nuestra pareja, persigamos intereses comunes, cultivemos sueños familiares y mantengamos proyectos juntos.
Ø  Cuidemos la privacidad de nuestro hogar.
Ø  Aprendamos a divertirnos y a jugar juntos.
Ø  Seleccionemos bien nuestros amigos. Si estos nos estimulan a la deslealtad, mejor alejémonos.
Ø  No frecuentemos lugares que estimulan la lujuria.
Ø  Recordemos que la novedad excita y oculta las imperfecciones. La atracción estimula la ilusión y la ilusión oculta la realidad.
Ø  Cultivemos una buena, franca y profunda comunicación con nuestro cónyuge.
Ø  Debemos ser conscientes de que nuestros sueños y planes pueden obstaculizarse y verse truncados por una aventura.
Ø  Hagamos conciencia de que todo lo oculto saldrá a la luz tarde o temprano.
Ø  Resolvamos conflictos, desilusiones y no acumulemos resentimientos. Ninguno de éstos es excusa.
Ø  Renovemos continuamente nuestro pacto de fidelidad, lealtad, respeto, amor, confianza y comunicación.
Ø  Procuremos una vida sexual satisfactoria con nuestro cónyuge.
Ø  Todos deseamos intimidad; revelar nuestros sentimientos más profundos, sentirnos comprendidos, amados, aceptados, cuidados y respetados. Intimidad es más que sexo. Es la capacidad de tener una relación auténtica y llena de respeto mutuo. La intimidad se inicia en un encuentro emocional y se extiende a lo físico. Tengamos verdadera intimidad con nuestro cónyuge.
Ø  No hay matrimonio que no tenga dificultades. Por lo tanto, pareciera que todos tenemos una excusa para ser infieles. Es importante recordar que ningún cónyuge puede satisfacer todas las necesidades de su pareja. La fidelidad es una decisión unilateral. Una decisión que solo nosotros mismos, en forma personal, podemos tomar.

Valoremos lo que tanto nos ha costado. Seamos conscientes de que construir un hogar no es cosa fácil. Hagamos una lista de lo que más amamos de nuestra familia, de cuánto nos ha costado y de lo que perderíamos si fuésemos infieles. Tomemos una decisión inteligente.
Si hemos cometido un error, no tengamos temor en restaurar nuestra relación matrimonial. Todo se inicia con una palabra valiente; “perdón me equivoqué, volvamos a intentarlo.” Vale la pena ser fiel.

La Fidelidad No Pasa de Moda, Por: Tanya Brizuela y Sixto Porras


“María”: ¿recibes a “José”, como esposo, y prometes serle fiel en las alegrías y en las penas, en la salud y en la enfermedad, y así amarlo y respetarlo todos los días de tu vida? “Votos matrimoniales”

Ese día especial, el día de nuestro matrimonio. Para todos aquellos que ya hemos contraído nupcias, esa fecha marcó un cambio en nuestras vidas. Conservamos de ese momento gran cantidad de memorias, y al remontarnos en el tiempo, hasta podemos sentir nuevamente las “mariposas en el estómago” antes de desfilar con la marcha nupcial. Ese día todos los casados prometimos  ante el clérigo serle fiel a esa persona única y especial; y de este mismo modo, lo prometerán las parejas que se acercan a festejar ese gran día.
La fidelidad brota del amor a lo que es realmente valioso y significativo, ya sea hacia una amistad, la pareja o a los principios en los que creemos profundamente. Al decidir serle fiel a una persona o a un ideal, en resumen, lo que estamos haciendo es valorar la riqueza de aquella persona, o apreciar con vehemencia aquello que defendemos porque pensamos que en ello hay verdad.
El catedrático emérito de filosofía de la Universidad Complutense  de Madrid y miembro de la Real Academia Española de Ciencias Morales y Políticas, Alfonso López Quintás, en una entrevista a un medio de comunicación menciona que: “las palabras fiable, fe, confiar en alguien, confiarse a alguien... están emparentadas entre sí, por derivarse de una misma raíz latina: fid. El que descubre el elevado valor del amor conyugal, visto en toda su riqueza, cobra confianza en él, adivina que puede apostar fuerte por él, poner la vida a esa carta y prometer a otra persona crear una vida de hogar.”
Ahora bien, si este valor es trascendental en las relaciones de amistad, pensemos cuánto más en las sentimentales; en otras palabras, aquella relación en la que hemos puesto todo nuestro corazón y a la que especialmente hemos prometido ser fieles. Si bien, en la actualidad se han ido diluyendo ciertos valores que antes eran norma, como el peso de dar la palabra, la fidelidad aún es posible al mismo tiempo que es imprescindible sobre todo si deseamos una relación honesta que tenga 'éxito a través de los años. La fidelidad es un elemento importante que nos ayuda a cultivar una relación sincera y honesta, mas para ello, es necesario sensibilizarnos en su importancia al tiempo que aprendamos estrategias para escapar de situaciones peligrosas.
Este valor se practica entre dos personas libres, que se  aman, se respetan y desean construir un futuro estable; por lo tanto, ser fiel es la decisión de honrar la relación de pareja y el compromiso de exclusividad que asumimos al unir nuestra vida a la de esa persona amada, nuestro conyugue. Por lo que, el ejercicio de la fidelidad se debe practicar desde las emociones y los pensamientos, ya que es allí donde nacen las acciones; en el deseo del corazón.
Por lo tanto, la fidelidad hay cultivarla día a día. Invertir en la relación no es como una vacuna que nos libra de padecer de una enfermedad de por vida, es más como una vitamina que debemos tomar día a día, para fortalecernos y cuidarnos.

Recomendaciones prudentes
Es un mito pensar que por amar a nuestro cónyuge no seremos atraídos por alguien del sexo opuesto en alguna ocasión. De ahí que, al atravesar un momento de peligro como ese debemos realizar una mayor intervención en la relación matrimonial, esto es, tomar la “pastilla” diaria que nos levante las defensas contra la infidelidad. En este momento de vulnerabilidad deben surgir todos los razonamientos necesarios que nos motiven a pensar en esa persona amada, en sus cualidades y en las cosas que, tal vez por el correr diario, hemos dejado de abonar a la relación.
Un detalle importante a considerar cuando se sienta atraído por otra persona que no es su conyugue es preguntarse: ¿Por qué es fácil ilusionarse con una persona extraña que se presenta interesada en nosotros, amable, atractiva y sensual? Porque, la novedad excita y oculta las imperfecciones.
Los sentimientos hacia una persona del sexo opuesto se pueden desarrollar cuando se está en una situación de contacto frecuente. En estas situaciones existe la oportunidad de que se desarrollen la atracción, afecto y pasión. Esto puede ocurrir entre compañeros de trabajo, amigos íntimos, o vecinos que invierten más tiempo en esa relación de amistad que en su matrimonio. Inicialmente ésta relación puede parecer muy natural, casi irresistible y hasta justificada con disculpas como: “sólo somos amigos”, o “en casa no me entienden y esta persona si me escucha y comprende”, entre otras.
Por lo tanto, es importante conocer nuestra vulnerabilidad. Algunos  especialistas sugieren la existencia de factores que estimulan la atracción y la química  corporal como: la apariencia física, el hecho de que una persona sea muy sociable, intelectual o atenta, una fragancia atrayente en alguien disponible o el consuelo en momentos de dolor. Es importante aclarar que las circunstancias pueden ser casuales, pero si no se cultiva la relación matrimonial en pequeños detalles como: arreglarnos para nuestra esposa o nuestro esposo, oliendo rico para él o ella, ya que si dejamos espacios descuidados que son importantes para nuestra pareja, es posible que una tercera persona se introduzca en esas grietas que hemos dejado crecer en la relación marital.
Si está experimentando atracción por alguien más que su cónyuge, deténgase mientras aún hay tiempo, ya que al quebrantar el pacto de fidelidad, se quiebra la confianza que es como un frágil cristal difícil de reparar. El precio de hacerle daño a la persona amada debe considerarse muy seriamente. Algunas cicatrices podrían ser que nuestra pareja pierda la confianza y el respeto, así como amigos y familiares que se enteren de la situación e igualmente se vean afectaos. Adicionalmente, para cubrir la infidelidad se desarrollan otras conductas nocivas tales como la mentira, la irresponsabilidad y el abuso. Por otro lado, es frecuente que las finanzas familiares se vean afectadas y se experimentan sentimientos de culpa y soledad. En resumen, se pone en riesgo el proyecto de vida que se ha venido construyendo con esfuerzo individual y familiar a través de los años.
Sin importar el motivo que utilicemos para justificar la infidelidad, las consecuencias siguen siendo las mismas: la persona infiel tiene que mentir, ocultarse, se llena de culpa, y de un momento a otro compromete su vida, la de los suyos, su honor y credibilidad, con consecuencias lamentables. Constantemente, debemos preguntarnos si vale la pena arriesgar lo que nos ha costado construir, por tanto tiempo: la familia que amo, la admiración de mis hijos e hijas, el respeto de los míos, la confianza que genera ser una persona de palabra, la salud, y tranquilidad emocional. Este ejercicio nos permite valorar lo verdaderamente importante en la vida y reconocer la futilidad de una relación extramarital cuando hay tanto en juego.
Por consiguiente, ante cualquier otra ocupación cultive la cercanía con su conyugue, procure el contacto físico y la comunicación. Estos son elementos que nos ayudan a mantener la relación fuerte y saludable. De este mismo modo, en momentos de vulnerabilidad refúgiese en su pareja o en una persona cercana, confiable y prudente que le escuche, le ayude a ver las cosas claras y le brinde consejos para procurar la fortaleza de su matrimonio.

Algunas precauciones y recomendaciones para proteger su relación matrimonial son las siguientes:
Ø  Reconozca la propia vulnerabilidad: si se encuentra amenazado por la atracción hacia otra persona.  Por ejemplo, queremos ver a alguien que nos agrada mucho, recibir y hacer llamadas muy frecuentes, sentir que nos hace falta ver y hablar con esa persona.
Ø  Procure buenos amigos: preste atención a las advertencias de sus amigos, o de su propio cónyuge, que percibe el peligro. No desestime estas advertencias y tome medidas inmediatas, de ahí la importancia de tener amigos que protejan su matrimonio. Atienda sus consejos y recomendaciones.
Ø  Busque cultivar la relación marital: Mantengan proyectos juntos y cuiden la privacidad del hogar, diviértanse juntos. Cultive una buena, franca y profunda comunicación con su cónyuge. Resuelva conflictos, desilusiones y no acumule resentimiento.  No disminuya la atención y cuidado de los detalles y demás ayudas emocionales y afectivas que refuerzan la vida íntima conyugal.
Ø  Piense en las consecuencias: Debe ser consciente de que sus sueños y planes pueden obstaculizarse y verse truncados por una aventura.

Beneficios de la fidelidad
Decidir ser fieles nos da templanza de carácter y nos ayuda a autoconocernos, tanto en nuestra debilidades como en nuestras fortalezas, ya que cuando prometimos mantenernos firmes y leales a nuestro cónyuge, amarle bajo circunstancias favorables y adversas, realizamos un pacto que implica de nosotros un espíritu decidido, capacidad de asumir las riendas de la propia vida y estar dispuestos a regirla no por sentimientos cambiantes sino por una decisión basada en amor.
Ser fieles nos puede ayudar a distinguir entre “aguantar” y disfrutar, ya que si procuramos no dañar a nuestra esposa o esposo, estamos tomando una decisión de amor que va más allá de los cambios de la vida y las dificultades.
De igual manera cabe mencionar que la paz que nos da el sabernos dignos de confianza no tiene precio. El “vivir tranquilos” sabiéndonos personas honradas y transparentes, no se puede comprar en la tienda de la esquina.  Vivir bajo un estilo de vida con principios y valores cristianos,  nos da armonía de espíritu. Al tener paz en el corazón reflejamos confianza, evitamos las enfermedades que conlleva el estrés adicional causado por: tener que seguirle la cuenta a las mentiras para no contradecirnos y ser atrapados, el escondernos y el vernos a nosotros mismos como malos ejemplos para nuestros hijos e hijas.
En resumen, la fidelidad nos otorga identidad, paz, armonía con Dios, con nosotros mismo, y con los demás. Ser fieles nos brinda energía, nos ayuda a cultivar la relación de amor que decidimos construir el resto de nuestros días, además nos aporta dignidad y honorabilidad.
Tengamos presente el ejemplo de Noemí, mujer extranjera que decidió apoyar a su suegra en momentos de dificultad en los que era más sencillo abandonarla: “No insistas en que te deje y me vuelva. A dónde tú vayas, iré yo; donde tú vivas, viviré yo; tu pueblo es el mío, tu Dios es mi Dios; donde tú mueras, allí moriré y allí me enterrarán. Sólo la muerte podrá separarnos, y, si no, que el Señor me castigue”. Este ejemplo de lealtad es digno de imitar; por lo tanto, procuremos vivir de forma plena nuestro matrimonio, y procuremos ante todo ser fieles para dignificar cada día el pacto de amor que ese día especial, el día de nuestro matrimonio, nos unió.

domingo, 10 de marzo de 2013

La Fidelidad en el Matrimonio, Por: Sixto Porras


La fidelidad es consecuencia de una relación de personas libres, que se saben seguras de sí mismas y de los que aman; con una sana autoestima y deseosos de construir un futuro estable. 
La definición común de lo que es una persona fiel dice que: “es la persona que corresponde a la confianza puesta en ella y a las normas que aceptó como suyas”. Por lo tanto, ser fiel es una decisión; es la decisión que se toma de honrar las relaciones, y compromisos que asumimos en la vida.
La fidelidad se debe proteger desde las emociones y los pensamientos, ya que es allí donde nace, y también donde se pierde en primera instancia. Por eso, es necesario poner mucha atención a nuestros pensamientos y reacciones emocionales. 

La fidelidad hay que protegerla 
Puede que en una pareja, ambos se amen con sinceridad, y ninguno de los dos haya considerado, ni siquiera remotamente, ser infiel. Sin embargo, esto no es garantía de que en algún momento, bajo ciertas circunstancias, se presente la infidelidad. Por lo tanto, la fidelidad hay que protegerla y cuidarla. 
Es un mito pensar que por amar a su cónyuge no será atraído o atraída por alguien del sexo opuesto.
¿Por qué es fácil ilusionarse con una persona extraña que se presenta interesada, amable, atractiva y sensual? Porque, la novedad excita y oculta las imperfecciones.
Los sentimientos hacia una persona del sexo opuesto se pueden desarrollar cuando se está en una situación de contacto frecuente. En estas situaciones existe la oportunidad de que se desarrollen la atracción, afecto y pasión. 
Esto puede ocurrir entre compañeros de trabajo, amigos íntimos, o vecinos. Puede parecer muy natural, casi irresistible y hasta justificado: “en casa no me atienden y esta persona si me escucha y comprende”. 
Por lo tanto, es importante conocer nuestra vulnerabilidad. Los especialistas dicen que hay factores que estimulan la atracción y aceleran la química del cuerpo.

Algunos de estos factores son: 
Ø  Apariencia física.
Ø  El hecho de que una persona sea muy sociable, intelectual o atenta.
Ø  Una fragancia atrayente en alguien “disponible” .
Ø  El consuelo en momentos de dolor.
Ø  La exposición a la pornografía

Si está experimentando atracción por alguien más que su cónyuge, deténgase mientras aún hay tiempo. 

Consecuencias de la infidelidad
La infidelidad tiene sus consecuencias, y estas deben considerarse cuando se percibe una tendencia en esa dirección, entre ellas: 
Ø  La persona pierde la confianza, el respeto de su pareja y de otros a su alrededor.
Ø  Para cubrir la infidelidad, se desarrollan otras conductas nocivas, tales como la mentira, irresponsabilidad y abuso. 
Ø  Frecuentemente las finanzas familiares se ven afectadas.
Ø  Se arriesga el amor y respeto de quienes le aman.
Ø  Se experimentan sentimientos de culpa y soledad.
Ø  Se pone en riesgo el proyecto de vida que se ha venido construyendo con esfuerzo individual y familiar a través de los años.

Se dice que los hombres son infieles, no porque quieran arriesgar el vínculo matrimonial, sino porque quieren sentir la emoción de una aventura amorosa. De las mujeres se dice que son infieles porque sus esposos no las satisfacen emocionalmente.
Sin importar la excusa que utilicemos para justificar la infidelidad, las consecuencias siguen siendo las mismas. La persona infiel tiene que mentir, ocultarse, se llena de culpa, y de un momento a otro compromete su vida, la de los suyos y su honor, con consecuencias irreparables.
Constantemente, debemos preguntarnos si vale la pena arriesgar lo que nos ha costado construir por tanto tiempo: la familia que amo, la admiración de mis hijos e hijas, el respeto de los míos, la libertad de ser una persona de palabra, la salud, y tranquilidad emocional. Este ejercicio nos permite valorar lo verdaderamente importante en la vida y reconocer la futilidad de una relación extramarital cuando hay tanto en juego.

Podemos proteger nuestro hogar de la infidelidad y sus consecuencias
Ø  Reconociendo cuándo nuestra entereza se encuentra amenazada por la atracción y por lo tanto somos vulnerables. Por ejemplo, cuando empezamos a propiciar encuentros con alguien que nos agrada mucho, recibir y hacerle llamadas muy frecuentes, y sentir que nos hace falta. La atracción lleva a la cercanía, la cercanía a la confianza, la confianza a la fantasía y esta despierta deseos incontrolables. Los deseos llevan a la consumación y la consumación al lamento, a la pérdida y al desequilibrio emocional.
Ø  Si usted, ya sea por sí mismo o porque algún amigo o amiga se lo ha hecho notar, percibe comportamientos inadecuados entre usted y otra persona, que podrían llevarle a ser infiel a su cónyuge, no desestime estas advertencias y tome medidas inmediatas. 
Ø  Tenga amigos que protejan su matrimonio. Atienda sus consejos y recomendaciones.
Ø  Con su pareja, procuren encontrar intereses comunes, cultiven sus sueños familiares y mantengan proyectos juntos.
Ø  Cuide la privacidad de su hogar.
Ø  Aprendan a divertirse juntos y compartir una verdadera amistad. 
Ø  Seleccione bien sus amigos. Si estos le estimulan a la deslealtad aléjese de ellos y ellas. 
Ø  No frecuente lugares que estimulan la lujuria.
Ø  Recuerde que la novedad excita y oculta las imperfecciones. 
Ø  Cultive una buena, franca y profunda comunicación con su cónyuge. 
Ø  Debe ser consciente de que sus sueños y planes pueden obstaculizarse y verse truncados por una aventura.
Ø  Recuerde que todo lo oculto saldrá a la luz tarde o temprano.
Ø  Resuelva conflictos, desilusiones y no acumule resentimiento. Así no tendrá “excusas”.
Ø  Renueve continuamente su pacto de fidelidad, lealtad, respeto, amor, y confianza con su cónyuge y su familia. 
Ø  Procure una vida sexual satisfactoria con su cónyuge. 

No hay matrimonio que no tenga dificultades. Por lo tanto, pareciera que todos tenemos una excusa para ser infieles. Por lo tanto, es importante recordar que ningún cónyuge podrá satisfacer todas sus necesidades en todos los ámbitos de la vida. 
Todos deseamos INTIMIDAD; e intimidad es la revelación de los sentimientos más profundos, es sentirnos comprendidos, aceptados, cuidados y respetados, es más que genitalidad, es la capacidad de tener una relación auténtica y llena de respeto mutuo. La intimidad se inicia en un encuentro emocional y se extiende a lo físico. Tenga verdadera intimidad con su cónyuge.
Nuevamente, valore lo que tanto le ha costado, sea consciente de que construir un hogar no es fácil. Haga una lista de lo que más ama de su familia, de cuánto ha invertido y de lo que perdería si es infiel. Tome una decisión inteligente.