Visión y Misión

Visión.
Ser líder en la orientación y fortalecimiento de las familias dentro y fuera de la iglesia en la República Dominicana.

Misión.
Orientar a los miembros de la familia en el concepto de la verdadera relación y responsabilidad familiar para tener un hogar saludable, a través de la palabra de Dios.

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miércoles, 11 de julio de 2012

La gran necesidad


“15 La vara y la corrección dan sabiduría; mas el muchacho consentido avergonzará a su madre”. “17 Corrige a tu hijo y te dará descanso, y dará alegría a tu alma”. (Proverbios 29:15, 17)

Cierta vez Napoleón Bonaparte declaró que la mayor necesidad de su país era la de contar con madres. En su desesperación por disponer de mayor número de soldados, el Gran Corso quería que hubiera más madres que dieran a luz más hijos, para luego enviarlos al frente de batalla. Y en nuestros días, aunque por motivos muy diferentes, podríamos asegurar que la gran necesidad del mundo sigue siendo la misma: la de madres, que sepan cumplir cabalmente su papel de forjadoras del hogar y del carácter de sus hijos.

“Mi hijo siempre vuelve a casa entre la una y las dos de la mañana”, le decía una señora a una vecina suya.  “¿Y por qué regresa tan tarde?”, preguntó ésta bastante extrañada. La señora respondió: “Lo que pasa es que al nene le gusta estar con sus amigos charlando y jugando”. Pero el “nene” tenía 19 años de edad. Y ese “nene”, ¿no tenía nada que hacer al día siguiente, que podía acostarse tan tarde cada noche? ¿No trabajaba ni estudiaba? Por otro lado, si regresaba tan tarde al hogar, ¿qué clase de vida familiar cultivaba con sus padres, o éstos con él? Además, esos padres, ¿sabían exactamente qué hacía su hijo adolescente en esas horas de la noche?

¿Sabe usted dónde se encuentra y qué hace su hijo en cada momento del día?

¿Conoce usted a sus amigos? ¿Sabe usted realmente cómo le está yendo a su hijo en la escuela o en la universidad? Si usted ignora estos hechos, no debería sorprenderse luego si ese mismo hijo tomara un rumbo equivocado y fuera arrastrado por malas compañías. Ningún niño, ningún joven se echa a perder de un día para otro. Son las pequeñas negligencias, la falta de disciplina y la ausencia de buen ejemplo en el hogar a lo largo del tiempo los factores que destruyen la vida de un hijo.

Pero ¡cuán diferente puede ser la suerte de un hijo cuando sus padres le proporcionan afecto, amistad, disciplina, orientación y el ejemplo de una conducta de bien! El hijo necesita y desea que sus padres lo corrijan, le marquen horarios y se interesen vivamente en todos los detalles de su vida juvenil. Proceder de otro modo es dejar solo al hijo, sometido a las peligrosas influencias del mal.

Meditemos en lo siguiente: Hoy se necesitan padres y madres que sepan ser amigos y consejeros de sus hijos; que sepan despertar en ellos el amor a la patria y el amor supremo a Dios. Padres que conviertan la casa en un pequeño santuario donde palpite y se inculque la fe. Padres cuya conducta valga la pena admirar e imitar. Padres, en fin, que destilen un amor apacible, prudente y constante para iluminar el sendero de sus hijos. ¿Qué hogar podría fracasar y qué hijo podría sucumbir con padres de esta clase?

Tomado de: “A pesar de todo que linda es la vida”

Que Dios te bendiga

"Bienaventurado el hombre que halla la sabiduría, y que obtiene la inteligencia; porque su ganancia es mejor que la plata, y sus frutos más que el oro fino". (Proverbios 3:13)

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