Visión y Misión

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Ser líder en la orientación y fortalecimiento de las familias dentro y fuera de la iglesia en la República Dominicana.

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lunes, 9 de julio de 2012

El fruto de la Infidelidad


“Honroso sea en todos el matrimonio, y el lecho sin mancilla; pero a los fornicarios y a los adúlteros los juzgará Dios”. (Hebreos 13:4)

El adulterio todavía sigue atrayendo a muchos hombres y mujeres de la tierra.  Sin embargo, contra lo que podría pensar el alma libertina, un matrimonio bien establecido siempre es más atrayente y brinda mayor felicidad que cualquier forma de infidelidad conyugal.  ¿Hemos conversado alguna vez con un esposo o una esposa infiel?  En tal caso, ¿qué impresión hemos recogido?

He aquí el caso verídico de un hombre casado.  Después de haber tenido amores clandestinos un buen tiempo, ahora vive con los nervios destrozados. Y en su actual estado de debilidad física y mental, ha expresado el deseo de volver a su legítima esposa. Pero le resulta casi imposible. Ha entrado en relaciones adulterinas de tal naturaleza que se encuentra atrapado por una serie de ataduras y compromisos que no sabe cómo superar.

Perseguido por su amante, arruinado en su salud y anulado para cumplir su trabajo, este hombre ahora se arrepiente tardíamente de los malos pasos que comenzó a dar años atrás. En aquel entonces creyó que gozaría de esa vida doble, que la pasaría mejor, que recibiría más amor, y que su esposa y sus hijos no se enterarían. Pero ¡cuán mal le resultaron sus cálculos!  El placer carnal se le convirtió en amargura de alma. Y ahora su alteración emocional y su sentimiento de culpa no lo dejan vivir en paz. Su imagen de buen padre ha desaparecido para siempre. Y curiosamente, aunque su esposa lo ha perdonado, este hombre arrepentido quiere salir de la ciénaga donde se encuentra aprisionado, pero no puede.

No es cosa simple jugar con el sexo. ¿Sabe usted cómo comienza el adulterio?  Apenas con un pensamiento de codicia y concupiscencia. Por eso el camino de la prevención consiste en controlar los pensamientos y en desarrollar cada día el verdadero amor conyugal. Y si existiera alguna desarmonía o desavenencia entre marido y mujer, ¿no es mejor superarla con amor y el diálogo franco, antes que buscar el triste escapismo del adulterio?

Meditemos en lo siguiente: Cuando existe amor genuino hacia el cónyuge y hacia Dios, ¿no le parece que el matrimonio se convierte en una experiencia de paz y felicidad?

Tomado de: “A pesar de todo que linda es la vida”

Que Dios te bendiga

“Bienaventurado el hombre que halla la sabiduría, y que obtiene la inteligencia; porque su ganancia es mejor que la plata, y sus frutos más que el oro fino”. (Proverbios 3:13)

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