Visión y Misión

Visión.
Ser líder en la orientación y fortalecimiento de las familias dentro y fuera de la iglesia en la República Dominicana.

Misión.
Orientar a los miembros de la familia en el concepto de la verdadera relación y responsabilidad familiar para tener un hogar saludable, a través de la palabra de Dios.

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sábado, 20 de junio de 2009

Me amas... ¡Y me ignoras!, por Tanya Brizuela

Quemaduras, fracturas, golpes y agresiones físicas en general son fácilmente catalogadas como manifestaciones de violencia, no obstante, cuando las acciones son más sutiles es difícil distinguir si la acción, o falta de ella, se podría catalogar como agresión, por ejemplo ocasiones en las que la violencia contra el menor se da por descuido, por no llevar a cabo acciones que garanticen la seguridad, poca asistencia a los chicos y chicas, o por falta de atención en la labor parental. No obstante, se podría tornar complicado diferenciar los accidentes de la violencia por negligencia, así las cosas, parece ser importante y necesario explicar en primera instancia qué es la violencia por negligencia, y diferenciarla de otros tipos de circunstancias accidentales.
Por tanto, se puede definir como negligencia aquella acción, o bien falta de ella, ya sea de índole física o emocional que incide negativamente en la seguridad del niño, niña o adolescente provocando en última instancia su deterioro progresivo, corporal o emocional. Como ejemplos se pueden citar: insuficiencias en el cuidado proporcionado por los padres o tutores para prever situaciones de riesgo, o no proporcionar las necesidades básicas para la vida como lo son abrigo, alimento y protección; así también, no dar la debida atención al niño durante las etapas de crecimiento, formación y desarrollo intelectual es violentar su crecimiento sano.
Por el contrario, los accidentes son aquellas circunstancias que no se pueden prever, evitar o controlar, quedando fuera del poder de la cobertura paternal. Según la Real Academia Española accidente es todo: “Suceso eventual o acción que involuntariamente resulta en daño para las personas o las cosas. Indisposición o enfermedad que sobreviene repentinamente y priva de sentido, de movimiento o de ambas cosas”. De esta forma, se entiende por accidente un suceso repentino causado por un agente externo y de manera involuntaria. En otras palabras, los accidentes son situaciones que no se pensaban factibles, acontecimientos que no se podían prevenir. Si la situación de peligro es evitable, entonces lo ocurrido es negligencia. Si hubo algo que estuvo en nuestras manos hacer para evitarlo y no lo hicimos, el daño provocado al niño, niña o adolescente será nuestra responsabilidad
Ahora bien, a pesar de las explicaciones dadas, podría seguir siendo difícil de entender qué es la violencia por negligencia, por lo que es oportuno que citemos ejemplos específicos para aclarar ideas. Podría ser negligencia la malnutrición de un niño o niña, si los padres, teniendo los recursos disponibles, no velan por la buena alimentación del infante o adolescente. Otro ejemplo es si el chico o chica se intoxica a causa de la mala manipulación de los alimentos preparados para él o ella, esta situación de igual forma es negligencia si los padres contando con las herramientas e información necesarias para la apropiada preparación de los alimentos, simplemente no las utilizan, sin embargo, si los padres no tenían forma de conocer o anticipar lo dañinas que ciertas prácticas de manipulación de productos y alimentos pueden ser, esto sería una situación accidental.
Un caso común de negligencia, sobre todo con los niños más pequeños, es dejarlos solos en el carro, sin ningún tipo de supervisión. O dejarlos solos en el hogar, no teniendo los niños/as la capacidad de valerse por sí mismos, ni protegerse del peligro. Lo recomendable es buscar todos lo medios posibles para no exponer a los chicos o chicas a situaciones de riesgo.
Si bien es cierto que la labor de ser papá o mamá podría ser en ocasiones cansada y demandante, no se debe olvidar en ningún momento lo que se tiene a cargo: otra vida humana, un ser vulnerable que depende de nuestros cuidados. Esta no es una tarea cualquiera, ni una que nos podamos dar el lujo de descuidar, es una empresa que merece toda la atención, esfuerzo y tenacidad de parte de las personas encargadas de los menores.
Si en alguna ocasión, reconocemos en nosotros mismos negligencia en el trato con nuestros hijos e hijas, es necesario que nos detengamos a reflexionar sobre las razones por las cuales estamos actuando de esta manera. Una de las razones podría ser el cansancio, en este caso sería mejor tomar un descanso, dejando a los niños con los abuelos, una niñera o tío, en fin, con una persona de mucha confianza, para reposar y retomar fuerza.
Al mismo tiempo, si lo valoramos necesario, busquemos ayuda profesional para descubrir otras causas de este comportamiento que nos impide velar de manera adecuada por las vidas a nuestro cargo. Es importante recordar que para quienes no tienen la posibilidad de consultar a un profesional por razones económicas, existen instituciones gubernamentales y no gubernamentales que ofrecen servicios psicológicos gratuitos, asesoría sin costo o a un precio accesible, por lo que es sano reconocer con humildad cuando se necesita buscar asesoría profesional. Si no existiera al alcance esta opción, o si no se tuviera acceso a ella, es nuestra responsabilidad buscar otras alternativas como: conversar con otras personas que también vivan la tarea de ser mamá o papá, personas que consideremos de respeto, justas, rectas y de principios y valores profundos, ellas nos ayudarán a valorar si lo que vivimos o sentimos es normal, y si fuera el caso, colaborarán con nosotros a conseguir asistencia profesional.
En cualquier caso, es importante reconocer cuando se necesita apoyo, ya sea profesional, o familiar, aceptando que necesitamos colaboración de alguna persona allegada que nos brinde su consejo y tiempo. El saber cómo realizar la labor de padre o madre no surge espontáneamente al llegar nuestro primer hijo o hija, sino que surge como un desarrollo personal progresivo que requiere esfuerzo, amor, perseverancia y dedicación, así como investigación, ayuda e información. Por eso, si fuera necesario la recomendación de otro que va adelantado en esta misión y vemos en ella o él un buena madre o padre no dudemos en consultarles, seamos honestos y reconozcamos cuando no sabemos manejar algo o cuándo no estamos siendo capaces de llevar el quehacer parental de manera adecuada.
El no ser padres o madres consientes de la importancia de nuestra labor, o no buscar ayuda en caso de ser necesaria, podría traer consecuencias nefastas para el niño, niña o adolescente, marcándolos de forma permanente, y en casos extremos la falta de acción hasta podría cobrarles la vida. Este tema es delicado, urgente y real, las acciones que ejerzamos, o dejemos de realizar, afecta a los chicos de manera directa. Y aunque la negligencia no implica necesariamente falta de amor, sí indica escasa prudencia, descuido y desatención a la labor paternal o maternal.Es importante indagar la información necesaria. Y tomarse la labor de padres como una gran responsabilidad que encomienda una vida ajena en nuestras manos. Descuidar esta responsabilidad, tomarla con ligereza o ignorarla, pone en riesgo la vida de aquella persona que depende de nosotros. Ser padres no es solamente traer una vida al mundo, es cuidar de ella y formarla de manera cuidadosa, adecuada e integral.

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