Los Hijos y la Disciplina
Dios no nos ama “tal
como somos”. Nos ama a pesar de lo que somos. Amamos a nuestros hijos
por quienes son, no por lo que son. Les amamos con todas sus fallas. Cuando
sean poco amables todavía les amamos, cuando no merezcan nuestro amor y respeto
siempre les amamos. Nuestro amor inagotable siempre está, esperando mostrar
compasión. Tan pronto que los hijos cambien, tan pronto que se arrepientan, tan
pronto que digan “lo siento” y pidan perdón, estamos listos con compasión y
misericordia.
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