En
el manejo y resolución de conflictos, nosotros proveemos a nuestro
hijo(s) y cónyuge la estabilidad que todos deseamos.
La muerte y los impuestos son ineludibles.
Podríamos decir que nadie dejará este planeta sin enfrentar eventualmente
estos dos asuntos. Eso es un hecho.
Al igual que la muerte y los
impuestos, el conflicto en el matrimonio es prácticamente ineludible.
Todas las parejas casadas van a lidiar con el conflicto. La palabra clave
aquí es todas.
Porque el conflicto ocurre en todos los matrimonios, el objetivo del
matrimonio no es estar libre de conflictos, sino manejarlo correctamente
cuando ocurre. Si no tienes conflicto en tu matrimonio, se paciente: Es
solo cuestión de tiempo.
Cuando una pareja añade la
responsabilidad de cuidar a una persona con necesidades especiales a un
horario ya ocupado, la posibilidad de conflicto incrementa radicalmente –
debido al gran número de decisiones que se necesitan hacer y las
responsabilidades que hay que llevar a cabo y acordar por ambos cónyuges.
El éxito prolongado de cualquier relación depende de qué tan bien una
pareja sea capaz de manejar el estrés rutinario y el conflicto que pueda
resultar.
En el matrimonio, una de
nuestras metas debería ser aprender cómo manejar y resolver conflictos de
una manera saludable. A un extremo del espectro están los asuntos más
simples como cuál es la mejor forma de exprimir el tubo de pasta de
dientes o cómo poner el papel higiénico en el rollo. Al otro extremo del
espectro – y particularmente cuando hay preocupaciones de necesidades
especiales – las parejas son confrontadas con asuntos que son más
críticas e inmediatas, como quien se quedará en el hospital a pasar la noche
con el niño(a), administrar las medicinas cuando estén en casa, tomar el
“turno de noche” cuando sea necesario, llamar a los doctores, mantener el
historial médico, mantener un registro del papeleo, proveer transporte –
¡sin mencionar la responsabilidad de los otros hijos quienes también
necesitan ser alimentados, bañados, acostados y ser cuidados en una
variedad de formas! ¡Cada uno de estos asuntos (y no es una lista
exhaustiva) presenta potencial para el conflicto!
Cuando nos casamos teníamos
expectativas sobre cómo queríamos que fueran nuestras vidas; nuestro
propio concepto de cómo lo “normal” hubiera sido. Cuando cuidar de una
persona con necesidades especiales se vuelve parte de nuestro matrimonio
y nuestra dinámica familiar, lo que creíamos normal cambia inmediata,
dramática y drásticamente. Ninguno de nosotros se apuntó para cuidar a un
hijo(a) o a padres con necesidades especiales cuando nos casamos.
Cuando no recibimos lo que
queremos o esperamos, cuando nuestros deseos no son cumplidos, cuando no
lidiamos con el dolor y el conflicto adecuadamente, es ahí cuando
nuestras expectativas irreales a menudo nos llevan a la falta de
cumplimiento en nuestras relaciones. El resultado es conflicto y enojo,
posiblemente hasta el divorcio. Nosotros hemos visto matrimonios que
cuidan niños con necesidades especiales que terminan en divorcio porque
la pareja no pudo ponerse de acuerdo en cómo manejar las muchas
decisiones necesarias. Ellos no fueron capaces de encontrar su “nuevo
normal” como pareja.
Captar este “nuevo normal”
requiere ayudarse uno a otro con las responsabilidades del cuidado
adicionales. La buena comunicación también es vital cuando se trata de
tomar sabias decisiones para el matrimonio, para la persona con
necesidades especiales y para el resto de la familia. Como pareja,
decidimos no avanzar con las decisiones críticas hasta que lleguemos a un
punto donde los dos estemos de acuerdo. (Las únicas excepciones son
situaciones de emergencia, en tal caso el que está en medio de la
situación puede tomar esa decisión inmediata.) Este acuerdo nos ha
protegido de muchos conflictos. Podría requerir de mucho tiempo y a veces
discusiones agitadas para llegar a un acuerdo, pero una vez que llegamos
a ese punto, ambos estamos satisfechos.
Para que un matrimonio esté
bien conectado y avanzando, la pareja debe reconocer que son un equipo:
Juntos cada uno logra más. Es de lo que se trata un buen equipo
deportivo, así como un buen matrimonio – especialmente en lo relacionado
con la crianza y el cuidado de personas con cuidados especiales.
Nosotros encontramos nuestra
nueva normalidad a través la comunicación positiva, trabajando juntos
para proveer cuidado, planeando para el futuro, tomando tiempo para
cultivar nuestro matrimonio – tanto en nuestra rutina diaria como en el
área del romance y la intimidad. En resumen, trabajamos como un equipo
para llevar a cabo todo eso que Dios desea para nosotros. En el manejo y
resolución de conflictos, nosotros proveemos a nuestro hijo(s) y cónyuge
la estabilidad que todos deseamos.
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