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lunes, 7 de mayo de 2012

02 - Necesidades especiales y matrimonio “Estrés y conflicto”, Por: Joe y Cindi Ferrini


En el manejo y resolución de conflictos, nosotros proveemos a nuestro hijo(s) y cónyuge la estabilidad que todos deseamos.

La muerte y los impuestos son ineludibles. Podríamos decir que nadie dejará este planeta sin enfrentar eventualmente estos dos asuntos. Eso es un hecho.
Al igual que la muerte y los impuestos, el conflicto en el matrimonio es prácticamente ineludible. Todas las parejas casadas van a lidiar con el conflicto. La palabra clave aquí es todas. Porque el conflicto ocurre en todos los matrimonios, el objetivo del matrimonio no es estar libre de conflictos, sino manejarlo correctamente cuando ocurre. Si no tienes conflicto en tu matrimonio, se paciente: Es solo cuestión de tiempo.
Cuando una pareja añade la responsabilidad de cuidar a una persona con necesidades especiales a un horario ya ocupado, la posibilidad de conflicto incrementa radicalmente – debido al gran número de decisiones que se necesitan hacer y las responsabilidades que hay que llevar a cabo y acordar por ambos cónyuges. El éxito prolongado de cualquier relación depende de qué tan bien una pareja sea capaz de manejar el estrés rutinario y el conflicto que pueda resultar.
En el matrimonio, una de nuestras metas debería ser aprender cómo manejar y resolver conflictos de una manera saludable. A un extremo del espectro están los asuntos más simples como cuál es la mejor forma de exprimir el tubo de pasta de dientes o cómo poner el papel higiénico en el rollo. Al otro extremo del espectro – y particularmente cuando hay preocupaciones de necesidades especiales – las parejas son confrontadas con asuntos que son más críticas e inmediatas, como quien se quedará en el hospital a pasar la noche con el niño(a), administrar las medicinas cuando estén en casa, tomar el “turno de noche” cuando sea necesario, llamar a los doctores, mantener el historial médico, mantener un registro del papeleo, proveer transporte – ¡sin mencionar la responsabilidad de los otros hijos quienes también necesitan ser alimentados, bañados, acostados y ser cuidados en una variedad de formas! ¡Cada uno de estos asuntos (y no es una lista exhaustiva) presenta potencial para el conflicto!
Cuando nos casamos teníamos expectativas sobre cómo queríamos que fueran nuestras vidas; nuestro propio concepto de cómo lo “normal” hubiera sido. Cuando cuidar de una persona con necesidades especiales se vuelve parte de nuestro matrimonio y nuestra dinámica familiar, lo que creíamos normal cambia inmediata, dramática y drásticamente. Ninguno de nosotros se apuntó para cuidar a un hijo(a) o a padres con necesidades especiales cuando nos casamos.
Cuando no recibimos lo que queremos o esperamos, cuando nuestros deseos no son cumplidos, cuando no lidiamos con el dolor y el conflicto adecuadamente, es ahí cuando nuestras expectativas irreales a menudo nos llevan a la falta de cumplimiento en nuestras relaciones. El resultado es conflicto y enojo, posiblemente hasta el divorcio. Nosotros hemos visto matrimonios que cuidan niños con necesidades especiales que terminan en divorcio porque la pareja no pudo ponerse de acuerdo en cómo manejar las muchas decisiones necesarias. Ellos no fueron capaces de encontrar su “nuevo normal” como pareja.
Captar este “nuevo normal” requiere ayudarse uno a otro con las responsabilidades del cuidado adicionales. La buena comunicación también es vital cuando se trata de tomar sabias decisiones para el matrimonio, para la persona con necesidades especiales y para el resto de la familia. Como pareja, decidimos no avanzar con las decisiones críticas hasta que lleguemos a un punto donde los dos estemos de acuerdo. (Las únicas excepciones son situaciones de emergencia, en tal caso el que está en medio de la situación puede tomar esa decisión inmediata.) Este acuerdo nos ha protegido de muchos conflictos. Podría requerir de mucho tiempo y a veces discusiones agitadas para llegar a un acuerdo, pero una vez que llegamos a ese punto, ambos estamos satisfechos.
Para que un matrimonio esté bien conectado y avanzando, la pareja debe reconocer que son un equipo: Juntos cada uno logra más. Es de lo que se trata un buen equipo deportivo, así como un buen matrimonio – especialmente en lo relacionado con la crianza y el cuidado de personas con cuidados especiales.
Nosotros encontramos nuestra nueva normalidad a través la comunicación positiva, trabajando juntos para proveer cuidado, planeando para el futuro, tomando tiempo para cultivar nuestro matrimonio – tanto en nuestra rutina diaria como en el área del romance y la intimidad. En resumen, trabajamos como un equipo para llevar a cabo todo eso que Dios desea para nosotros. En el manejo y resolución de conflictos, nosotros proveemos a nuestro hijo(s) y cónyuge la estabilidad que todos deseamos.

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