
Probablemente en algún momento de nuestras vidas hemos escuchado o leído sobre la noción de“mujer ideal”, sin embargo es posible que en pocas ocasiones nos detengamos a meditar sobre su significado. Según la Real Academia Española (2001), algo que es ideal es aquello que no existe sino en el pensamiento, es un modelo perfecto que sirve de norma en cualquier ámbito. A partir de este concepto, podríamos preguntarnos ¿Cómo es una mujer ideal? ¿Realmente pueden existir mujeres ideales?
Una mujer ideal podría entenderse como sinónimo de mujer perfecta. Si intentáramos describir una mujer de este tipo, podría salir de nosotros un sin número de preconcepciones que probablemente no coinciden con las características que definen a la mayoría de las mujeres reales. A estas nociones segregacionistas se les conoce como estereotipos, y estos influyen en nuestra forma de pensar y actuar, sin importar sexo o edad.
Uno de los agentes que influye en la formación de estereotipos, son los medios de comunicación masiva, un ejemplo de esto, es la experiencia de una madre, que entre preocupada y asombrada contaba una anécdota ocurrida con su hijo.
Ellos compartían frente al televisor, cuando su niño le preguntó “¿mamá, por qué no te ves como las mujeres de la televisión?”, la pregunta iba dirigida a su apariencia, sobre todo a su peso. Esta madre es delgada, tiene un peso con el que ella se siente cómoda consigo misma, sin embargo, como la mayoría de la población femenina de la vida cotidiana, no es tan delgada como las mujeres que se presentan en la televisión.
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