
Los estereotipos sobre lo masculino y lo femenino, no solo afectan a lo social y personal, sino que también traspasan a lo familiar. Por ejemplo, muchas personas consideran que el padre es el “proveedor” de la familia, pero se limitan a la provisión “material”. No obstante, la figura constante y amorosa de un hombre adulto es de gran beneficio para los procesos de desarrollo infantil: el padre enseña a los hijos e hijas sobre el mundo, sobre las formas saludables de relacionarse entre personas del mismo sexo y entre individuos del sexo opuesto.
Una figura masculina que entre en contacto con el mundo del niño por medio del afecto, el juego y el manejo de límites, también es uno de los elementos que integran el universo de los niños y niñas, permitiéndoles determinar quiénes son ellos y ellas, gracias a la percepción que tienen de los demás.
El padre de familia es, primeramente, un proveedor emocional: es un ejemplo que sus hijos imitarán; es un modelo de los valores sociales más importantes; y debe ser un apoyo afectivo para todos los miembros de la familia.
Es responsabilidad del padre contribuir activamente para que haya un ambiente adecuado dentro del hogar. Aún en casos en los que el padre y la madre no vivan juntos, por motivos de divorcio, separación u otras situaciones especiales. El ambiente del lugar en el que se desenvuelven los niños está determinado por los adultos. El padre de familia vela porque en la casa los hijos encuentren seguridad, respeto y apertura, así como los límites apropiados que les ayuden a desarrollarse adecuadamente. Esto incluye protegerlos de influencias inapropiadas, así como fomentar la seguridad, el cariño y el respeto en las dinámicas familiares.
El rol del padre de familia es un elemento fundamental para la salud emocional del hogar. Su presencia activa es modelo para los niños y niñas de cómo un hombre adulto interactúa con su trabajo, con su familia y como maneja sus emociones.
Debemos tomar en consideración que lo que diferencia a las familias saludables de las poco funcionales es la forma en que enfrentan los conflictos, en que buscan a Dios como centro de sus vidas, en que aceptan a las personas con sus diferencias, y en su capacidad de amarse en momentos de adversidad.
Papá de varones
El ser una figura paterna para los hijos varones tiene algunos desafíos particulares. Los psicólogos, desde hace mucho tiempo, saben que los niños reciben menos muestras de afecto que las niñas. Los varones son educados para no exteriorizar los sentimientos, porque esto es considerado propio de las mujeres.
Generalmente, apenas dejan de “ser bebés” a los ojos de algunos adultos, se les censura cualquier muestra de llanto o de miedo –a pesar de que estas muestras, de modo equilibrado, sean naturales y esperables en las etapas de la infancia-.
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