
La percepción de lo masculino en el mundo hispano está impregnada de machismos, que de forma tradicional se han representado en figuras de “lo macho” (Mansilla, 2007); una de estas figuras es la “violencia como expresión de hombría”. De la misma manera en la que socialmente se carga a los hombres con cualidades de agresividad, en ocasiones se les restringe los espacios en los que pueden ser afectivos, sobre todo en lo referente a expresar cariño por figuras del mismo sexo.
Sólo en espacios determinados se pueden realizar expresiones de cariño hacia otros hombres, como al celebrar un gol, donde se les puede observar abrazándose y hasta besándose los unos a los otros sin prejuicios; pero un abrazo efusivo en otro contexto podría no sólo ser mal visto sino que también socialmente sancionado.
Consecuentemente, en ocasiones la presión social les dificulta poseer la libertad para sentirse cómodos al abrazarse, o en general, al expresar emociones consideradas reflejo de debilidad, sin sentirse juzgados de forma negativa.
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