Los acuerdos entre pareja son esenciales, entre ellos los acuerdos en el aspecto financiero. Fomentar buenos hábitos financieros en todos los miembros de la familia y transmitir valores como el sentido de pertenencia son fundamentales.
Existen familias donde ambos padres aportan al hogar, y es clave reflexionar: ¿es nuestro dinero o mi dinero? ¿El carro es familiar o es el carro de papá?, ¿es la casa de la familia o es la casa de mamá?
Cuando vienen los hijos, por el comportamiento del esposo y la esposa los más pequeños aprenden a priorizar, lo que aumenta el grado de responsabilidad que se tiene al administras los recursos familiares y al realizar decisiones conjuntas. Por otro lado es necesario balancear entre el valor de la familia o el valor material.
Sin embargo, es frecuente que algunos matrimonios tengan dificultades para ponerse de acuerdo sobre el manejo de las finanzas del hogar.
El no poder reconciliar las diferencias sobre el dinero puede causar serios problemas en las finanzas del hogar y dañar la relación conyugal. Muchas parejas en algunos países ahora quieren garantizarse con contratos, que no van a quedar desprotegidas en sus finanzas en caso de divorcio, o que no van a perder lo que han generado cuando eran solteras.
Esta es señal de desconfianza.
Si bien, el divorcio en la actualidad es socialmente más aceptado que en décadas atrás, no obstante podríamos decir que sigue existiendo una mayor tendencia a evitarlo y buscar la conciliación.
Si bien las causas del divorcio son complejas y diversas, entre las más comunes podríamos mencionar: escasa cantidad y calidad de tiempo invertido en cultivar el matrimonio, diferencias irreconciliables (entre ellas la finanzas), problemas de comunicación, poco compromiso, infidelidad, problemas económicos, cambio en las prioridades de los proyectos de vida y conducta abusiva, entre otros.
El ponerse de acuerdo con su pareja sobre lo que es una buena mayordomía financiera puede ser un proceso difícil si no existen acuerdos previos y hábitos adecuados.
La frustración de no poder entenderse da lugar a discusiones, peleas, enojos y muchas otras acciones negativas. Lo bueno es que existen maneras en las cuales se pueden evitar las discusiones y llegar a un acuerdo financiero con su cónyuge.
Un ejemplo al que dirigiremos nuestra atención, es la expectativa de compartir bienes familiares, a la vez que se poseen pertenencias individuales. Es común que la perspectiva actual nos influya, haciéndonos pensar que el carro es mío de forma exclusiva y no de carácter familiar, así como al pensar en mí salario y su salario cuando trabajan ambos cónyuges.
La clave es que Matrimonio es COMPARTIR. Si bien existen pertenencias individuales, al contraer matrimonio se cede la individualidad en beneficio de la familia que se inicia. De ahí que si el carro es un bien que se utiliza por todos los miembros del hogar y tiene el propósito de agilizar las labores diarias de todos los miembros de la familia, podríamos decir que no es el carro del esposo, es el carro familiar. Así como si en la casa conviven todos los miembros de la familia, todos deberían trabajar por el bienestar conjunto, de ahí que no es solamente la casa de la esposa, es el hogar de la familia.
Esta perspectiva nos aleja de egoísmos dañinos y coloca en todos los miembros del hogar el cuido del carro y la casa y otros bienes. Otro ejemplo es la decisión de si unir o no los salarios. Acá no hay una receta mágica pero si un principio. Lo tuyo y lo mío es lo NUESTRO. De ahí que, para enfocarnos en lo que es realmente importante, y evitar así el consumo de energía en discusiones que nos debilitan y alejan en la relación, es necesario definir prioridades, las cuales cambian a través del tiempo.
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