Usualmente cuando me siento a escribir, me atacan los pensamientos. El primero es “No tienes nada que decir,” acompañado por una urgencia irresistible por revisar mi correo electrónico – aún si ya lo he revisado 36 veces desde el desayuno. Luego lo que escucho es “Deberías dejar atrás ese sueño de ser escritora y hacer algo más apto para ti” - Y mi último pensamiento antes de cerrar mi laptop es “la clave para la productividad es un café caliente y un arrollado de canela…” Y antes de que el pensamiento se complete, ya estoy a mitad del pasillo.
Según Stephen Pressfield en su libro La Guerra del Arte (The War of Art), la resistencia es aquella fuerza descarrilante que experimentamos cuando intentamos hacer cualquier tarea potencialmente buena – una pintura, un artículo, una maratón o un matrimonio. Azota a todo aquel que espera avanzar a un plano superior – ya sea en relaciones, espiritualidad, academia, trabajo creativo o negocios.
Vivir alejados de nuestra vocación nos hace miserables. Un amigo me dijo que la Resistencia jugaba un rol en las vidas de sus padres – su padre era un académico dotado, su madre una música talentosa. Ninguno logró encontrar la forma de usar su talento. Ambos batallaron con la depresión y su padre además es alcohólico.
¿Qué hubiera sucedido si Hitler hubiera seguido su sueño de ser artista? A los 18 años tomó su herencia y se mudó a Viena para asistir a una escuela de arte. “¿Alguna vez viste alguna de sus pinturas?” dice Pressfield. “Podría ser una exageración, pero lo diré de todos modos: para Hitler era más fácil empezar la Segunda Guerra Mundial que enfrentar un lienzo en blanco.”
Para todos aquellos que viven una vida (o se dirigen hacia una vida – en caso de que estén en la universidad) pero secretamente piensan en sus metas a futuro, aquí les brindo los pasos que deben de seguir para combatir la Resistencia:
Espérala
Muchos nos lanzamos en nuestros sueños sin anticipar Resistencia, pero soñar es muy diferente a actuar. Soñar sólo requiere de imaginación, pero actuar requiere de esfuerzo, y de la habilidad de maniobrar sentimientos desagradables – como pavor, temor o decepción.
Mi amiga Tanya, una bióloga molecular, experimenta Resistencia cada mañana cuando llega al laboratorio. Antes de empezar su día la persigue la idea de que su experimento fracasará. Siente que la única forma de combatir ese sentimiento es realizando alguna tarea.
Según C.S. Lewis, esta desagradable experiencia marca un umbral crítico. “Ocurre cuando el niño que salió de su infancia encantado por los cuentos de la Odisea decide poner manos a la obra y aprender Griego. Ocurre cuando los novios se casan y empiezan las tareas reales de aprender a vivir juntos. En cada área de nuestras vidas marca la transición de soñar y aspirar a realizar.”
Cuando nos llegue la Resistencia, debemos respirar profundamente, decir una plegaria y continuar. Podemos recordar las palabras de George MacDonald, “¿Voy a hacer algo bueno? Entonces, Padre, en tus manos, a menos que el enemigo me tome ahora.”
Enfréntala
Una vez tuve sueños recurrentes. Un especialista en sueños me dijo que podía romper el ciclo enfrentando al enemigo. Cuando soñara que un hombre enmascarado me perseguía, debía detenerme, y voltearme para verlo a la cara. Me sorprendí al darme cuenta que lograba desarmarlo de esta forma. Apenas dejé de huir, los sueños se acabaron.
Lo mismo ocurre con la Resistencia – debemos esperarla, para poder nombrarla y enfrentarla. Es menos probable que nos demos por vencidos si logramos reconocer la cara de nuestro enemigo.
Reclámala
Tan pronto tengas el sentido de tu propia vocación (e, idealmente, confirmación de otros) reclámala. Empieza haciendo esa transición mental de “Quiero ser artista” a “Soy un artista”, o de “Quiero ser científico” a “Estoy encaminado a hacerme científico”. Cuando empiezas a llamarte por lo que quieres ser, se hace más fácil hacer aquellas cosas que los artistas o científicos reales hacen, como sacar tiempo para pintar todos los días o ir al laboratorio.
Si estás confundido por tu vocación, recuerda las palabras de Frederick Buechner, y búscala en “la intersección de tu profunda felicidad y el profundo deseo del mundo”. A medida que avances hacia tu vocación, la Resistencia podría hacerse más y más feroz. Y si te alejas de ella podrías ver el resultado opuesto. “Si estás en Calcuta trabajando con la Fundación Madre Teresa, y estás pensando en escaparte para lanzar tu carrera en telemercadeo… relájate. La Resistencia te dará un boleto gratis,” dice Pressfield.
Busca apoyo
Una vez que empiezas a llamarte aquello que quieres ser, espera que haya Resistencia, inclusive por parte de los profesionales en ese campo. Cuando estaba en sexto grado le confesé a un escritor exitoso que quería ser escritora. Me vio como si tuviera varicela y necesitara estar en cuarentena. “Ah, pues, ser escritor es muy, muy difícil.” - Interpreté que su mensaje era, “Este trabajo está reservado para gente con talento extraordinario como yo. Los pequeñuelos debiluchos como tú no tienen derecho a participar.”
Fue solamente hasta estos últimos tres años que el sueño pareció ser posible, gracias a una pareja que conocí que trabajaba a tiempo completo como escritores independientes y diseñadores gráficos. Vi cómo evolucionaban sus artículos y libros y me motivaron a convertir mis ideas en artículos y libros.
Otro amigo está capacitándose para ser psicólogo y trabajar con jóvenes problemáticos. Usualmente se queja de todas las llamadas que tiene que hacer a los padres, maestros y organizaciones de servicios sociales. Pero rompe este hechizo haciendo una sola llamada a cualquier persona en la lista. Con frecuencia se siente energizado por la conversación y está listo para la siguiente llamada.
¿Recuerdas la bióloga molecular que te había mencionado? Russell es su comprometido. Él te contará que planear una boda es un proceso lleno de Resistencia. Cuando finalmente se sentaron a preparar las 210 invitaciones, sobrepasaron la Resistencia al convertir la tarea en una fiesta. Juntos trabajaron con amigos hasta la madrugada poniendo estampillas, direcciones y sellando las invitaciones.
Toma pasos pequeños y manejables
Mandy está aplicando para un trabajo en diseño. Cuando escuchó de la vacante me llamó y me contó de su primera meta. Planeaba enviarle un correo electrónico al director de diseño el día siguiente y quería que yo me asegurara de que lo hiciera. Como aplicar para el trabajo era una tarea intimidante, le ayudó dividirla en pasos pequeños.
Amy – una artista y madre de dos niños pequeños – me cuenta que se está entrenando para dibujar 30 minutos al día. No está muy preocupada por el producto, sino por el proceso. Sea lo que sea que produzca, sea grandioso o mediocre, se siente contenta cuando puede decir “hoy le gané a la Resistencia.”
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