“Honroso sea en todos el matrimonio, y el lecho sin
mancilla; pero a los fornicarios y a los adúlteros los juzgará Dios”. (Hebreos 13:4)
El adulterio
todavía sigue atrayendo a muchos hombres y mujeres de la tierra. Sin embargo,
contra lo que podría pensar el alma libertina, un matrimonio bien establecido
siempre es más atrayente y brinda mayor felicidad que cualquier forma de
infidelidad conyugal. ¿Hemos conversado alguna vez con un esposo o una
esposa infiel? En tal caso, ¿qué impresión hemos recogido?
He aquí el caso
verídico de un hombre casado. Después de haber tenido amores clandestinos
un buen tiempo, ahora vive con los nervios destrozados. Y en su actual
estado de debilidad física y mental, ha expresado el deseo de volver a su
legítima esposa. Pero le resulta casi imposible. Ha entrado en
relaciones adulterinas de tal naturaleza que se encuentra atrapado por una
serie de ataduras y compromisos que no sabe cómo superar.
Perseguido por su
amante, arruinado en su salud y anulado para cumplir su trabajo, este hombre
ahora se arrepiente tardíamente de los malos pasos que comenzó a dar años
atrás. En aquel entonces creyó que gozaría de esa vida doble, que la
pasaría mejor, que recibiría más amor, y que su esposa y sus hijos no se
enterarían. Pero ¡cuán mal le resultaron sus cálculos! El placer
carnal se le convirtió en amargura de alma. Y ahora su alteración
emocional y su sentimiento de culpa no lo dejan vivir en paz. Su imagen de
buen padre ha desaparecido para siempre. Y curiosamente, aunque su esposa
lo ha perdonado, este hombre arrepentido quiere salir de la ciénaga donde se
encuentra aprisionado, pero no puede.
No es cosa simple
jugar con el sexo. ¿Sabe usted cómo comienza el adulterio? Apenas
con un pensamiento de codicia y concupiscencia. Por eso el camino de la
prevención consiste en controlar los pensamientos y en desarrollar cada día el
verdadero amor conyugal. Y si existiera alguna desarmonía o desavenencia
entre marido y mujer, ¿no es mejor superarla con amor y el diálogo franco,
antes que buscar el triste escapismo del adulterio?
Meditemos en lo siguiente: Cuando existe amor
genuino hacia el cónyuge y hacia Dios, ¿no le parece que el matrimonio se
convierte en una experiencia de paz y felicidad?
Tomado de: “A pesar de todo que linda
es la vida”
Que Dios te bendiga
“Bienaventurado el hombre que halla la sabiduría, y
que obtiene la inteligencia; porque su ganancia es mejor que la plata, y sus
frutos más que el oro fino”. (Proverbios
3:13)
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