“15 La vara y la
corrección dan sabiduría; mas el muchacho consentido avergonzará a su madre”. “17
Corrige a tu hijo y te dará descanso, y dará alegría a tu alma”. (Proverbios 29:15, 17)
Cierta
vez Napoleón Bonaparte declaró que la mayor necesidad de su país era la de
contar con madres. En su desesperación por disponer de mayor número de
soldados, el Gran Corso quería que hubiera más madres que dieran a luz más
hijos, para luego enviarlos al frente de batalla. Y en nuestros días, aunque
por motivos muy diferentes, podríamos asegurar que la gran necesidad del mundo
sigue siendo la misma: la de madres, que sepan cumplir cabalmente su papel de
forjadoras del hogar y del carácter de sus hijos.
“Mi
hijo siempre vuelve a casa entre la una y las dos de la mañana”, le decía una
señora a una vecina suya. “¿Y por qué regresa tan tarde?”, preguntó ésta
bastante extrañada. La señora respondió: “Lo que pasa es que al nene le gusta
estar con sus amigos charlando y jugando”. Pero el “nene” tenía 19 años de
edad. Y ese “nene”, ¿no tenía nada que hacer al día siguiente, que podía
acostarse tan tarde cada noche? ¿No trabajaba ni estudiaba? Por otro lado, si
regresaba tan tarde al hogar, ¿qué clase de vida familiar cultivaba con sus
padres, o éstos con él? Además, esos padres, ¿sabían exactamente qué hacía su
hijo adolescente en esas horas de la noche?
¿Sabe
usted dónde se encuentra y qué hace su hijo en cada momento del día?
¿Conoce
usted a sus amigos? ¿Sabe usted realmente cómo le está yendo a su hijo en la
escuela o en la universidad? Si usted ignora estos hechos, no debería
sorprenderse luego si ese mismo hijo tomara un rumbo equivocado y fuera arrastrado
por malas compañías. Ningún niño, ningún joven se echa a perder de un día para
otro. Son las pequeñas negligencias, la falta de disciplina y la ausencia de
buen ejemplo en el hogar a lo largo del tiempo los factores que destruyen la
vida de un hijo.
Pero
¡cuán diferente puede ser la suerte de un hijo cuando sus padres le
proporcionan afecto, amistad, disciplina, orientación y el ejemplo de una
conducta de bien! El hijo necesita y desea que sus padres lo corrijan, le
marquen horarios y se interesen vivamente en todos los detalles de su vida
juvenil. Proceder de otro modo es dejar solo al hijo, sometido a las peligrosas
influencias del mal.
Meditemos en lo siguiente: Hoy se necesitan padres y madres que sepan ser
amigos y consejeros de sus hijos; que sepan despertar en ellos el amor a la patria
y el amor supremo a Dios. Padres que conviertan la casa en un pequeño santuario
donde palpite y se inculque la fe. Padres cuya conducta valga la pena admirar e
imitar. Padres, en fin, que destilen un amor apacible, prudente y constante
para iluminar el sendero de sus hijos. ¿Qué hogar podría fracasar y qué
hijo podría sucumbir con padres de esta clase?
Tomado de: “A pesar de todo que linda es la vida”
Que
Dios te bendiga
"Bienaventurado el
hombre que halla la sabiduría, y que obtiene la inteligencia; porque su
ganancia es mejor que la plata, y sus frutos más que el oro fino". (Proverbios 3:13)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario