Mi hija hace unos instantes ha estado llorando con mucho dolor y tristeza por su papá que no esta junto a nosotros. No por separación sino por motivos de edificación se encuentra en un retiro de pastores.
“Entonces les dijo: les aseguro que a menos que ustedes cambien y se vuelvan como niños, no entrarán al reino de los cielos.” Mateo 18:3
Lo que a mi me parece extraño es su profundo pesar por no estar con él, ni sentirlo, no es que desmerezca su papel ni aporte, sino que su conducta se asemeja al mío cuando me encuentro desprovista del amor y cobertura divina.
Ella a ratos lamentaba no poder estar cerca de él, pasó un poco de tiempo y luego no paró de llorar por unos buenos instantes oraba a Dios pidiéndole que cuide a su padre y le libre de todo mal donde esté. No ha dejado de enseñarme esta experiencia recién vivida por varios aspectos:
Nuestro Señor Jesucristo fue categórico en decirnos que debemos ser como niños y nos devela esta situación de varios matices, por un lado esta la patente necesidad que tenemos de cobertura espiritual de nuestro Padre celestial, que sin más que decir la rechazamos continuamente por nuestra naturaleza pecadora.
Por otro lado no busco su propio bien sino del otro. Cuanta falta nos hace a nosotros esta experiencia espiritual de buscar el bien del otro no el nuestro. Así lo dijo Jesús, amarás a tu prójimo como a ti mismo.
Lo primero que hizo fue pedirle a su padre celestial que ayudará a su papito terrenal. Busco la ayuda celestial no terrenal y cuando estamos en dificultades tendemos a ir en pos de los terrenales, no de nuestro Padre celestial. Parecen tan simples las actitudes de los niños pero son tan complejas llenas de elocuencia en lo que creen, sin necesidad de otro para hacer el bien. Los niños siempre nos muestran como practicar la fe, de lo más fácil y directo. Cada latir de ellos lleno de honestidad, se reconocen necesitados de otros sin problemas en reconocerlo. Y NOSOTROS LLENOS DE TRANCAS PARA PODER DECIR AYÚDAME PADRE CELESTIAL NECESITO DE TI.
“Entonces les dijo: les aseguro que a menos que ustedes cambien y se vuelvan como niños, no entrarán al reino de los cielos.” Mateo 18:3
Lo que a mi me parece extraño es su profundo pesar por no estar con él, ni sentirlo, no es que desmerezca su papel ni aporte, sino que su conducta se asemeja al mío cuando me encuentro desprovista del amor y cobertura divina.
Ella a ratos lamentaba no poder estar cerca de él, pasó un poco de tiempo y luego no paró de llorar por unos buenos instantes oraba a Dios pidiéndole que cuide a su padre y le libre de todo mal donde esté. No ha dejado de enseñarme esta experiencia recién vivida por varios aspectos:
Nuestro Señor Jesucristo fue categórico en decirnos que debemos ser como niños y nos devela esta situación de varios matices, por un lado esta la patente necesidad que tenemos de cobertura espiritual de nuestro Padre celestial, que sin más que decir la rechazamos continuamente por nuestra naturaleza pecadora.
Por otro lado no busco su propio bien sino del otro. Cuanta falta nos hace a nosotros esta experiencia espiritual de buscar el bien del otro no el nuestro. Así lo dijo Jesús, amarás a tu prójimo como a ti mismo.
Lo primero que hizo fue pedirle a su padre celestial que ayudará a su papito terrenal. Busco la ayuda celestial no terrenal y cuando estamos en dificultades tendemos a ir en pos de los terrenales, no de nuestro Padre celestial. Parecen tan simples las actitudes de los niños pero son tan complejas llenas de elocuencia en lo que creen, sin necesidad de otro para hacer el bien. Los niños siempre nos muestran como practicar la fe, de lo más fácil y directo. Cada latir de ellos lleno de honestidad, se reconocen necesitados de otros sin problemas en reconocerlo. Y NOSOTROS LLENOS DE TRANCAS PARA PODER DECIR AYÚDAME PADRE CELESTIAL NECESITO DE TI.
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