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Ser líder en la orientación y fortalecimiento de las familias dentro y fuera de la iglesia en la República Dominicana.

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Orientar a los miembros de la familia en el concepto de la verdadera relación y responsabilidad familiar para tener un hogar saludable, a través de la palabra de Dios.

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lunes, 20 de julio de 2009

Sexo prematrimonial

La nueva inmoralidad que está inundando nuestro mundo entero está convenciendo a una multitud de jóvenes (y de adultos también) de que la única felicidad se encuentra en el coito. ¡Nada puede estar más lejos de la verdad! El sexo jamás nos fue dado por Dios simplemente para ser un placer. Hay muchas razones en contra de la onda popular de experimentar con el sexo antes del matrimonio.

1. Esenciales a la felicidad sexual son el respeto y la confianza. Esto no se logra durante un experimento sexual. La experiencia puede ser placentera, especialmente para el varón, pero no es una entrega de las dos personas, porque falta aquella intención de establecer una unión permanente. Aunque sí puede existir la promesa de casarse, no existe en realidad. A la mujer le cuesta entregarse, si no hay la confianza de tener un cónyuge asegurado. Se puede experimentar el placer pero no la felicidad como la diseñó Dios al crear la unión de una sola carne.

2. Debemos recordar qué es el amor. El amor jamás quiere causar daño ni pena. Como dice Pablo e00n (Romanos 13:10) “El amor no hace mal al prójimo”. Así nos sentimos frente a la persona que esperamos que sea nuestra compañera para la vida. Algo menos que un respeto y un aprecio hacia la otra persona no puede ser amor, pero bien puede ser egoísmo.

3. José Grau ha hecho un estudio concienzudo al respecto, y él hace hincapié en un auge de desórdenes mentales que se deben a la nueva revolución sexual.
Esta conclusión se basa en las investigaciones del psiquiatra Francis Braceland, quien dice que no se puede jugar con el sexo sin sufrir las consecuencias. Grau continúa diciendo de las personas involucradas en esta onda sexual: Están aprendiendo que cuando uno expresa amor a media docena de personas diferentes con el símbolo físico máximo del amor, el símbolo se convierte en un fin en sí y pierde todo su sentido más allá de ese fin. Están aprendiendo que en la mayoría de los casos el coito prematrimonial es “pre” pero no matrimonial: una gratificación pero no una entrega. Y para muchos jóvenes con sensibilidad y sentido común este descubrimiento y no las reglas liberales de las residencias de estudiantes ni tampoco los hogares o iglesias restrictivas es el que impone tensiones explosivas a su personalidad y desarrollo.

4. Algunas parejas argumentan que se aman y que entonces experimentar con el sexo es sólo un adelanto y preparativo al ajuste del matrimonio. Grau responde a este argumento diciendo que el sexo no es algo para probar como un carro nuevo o como ponerse un sombrero nuevo. El sexo es sólo uno de los ajustes en el matrimonio y es sumamente difícil ajustarse en este aspecto aisladamente de todos los demás ajustes normales de la unión conyugal. En la mayoría de los casos lo que está ocurriendo es nada más que la “absolutización” del placer sexual que Grau denomina una “caricatura del amor” y no un amor verdadero.

5. Otra razón en contra del sexo prematrimonial es la que se crea muchas veces después de la unión matrimonial, los celos. La conclusión, al final de cuentas, es que no se sienten seguros el uno del otro por la facilidad de la conquista (si cede tan fácil conmigo, ¿cómo voy confiar en ella?) o por la forma agresiva y suave (si pudo persuadirme a mí, ¿cómo voy a confiar en él?). La realidad es que aquellos que se casan habiendo experimentado sexualmente entre ellos o con otros tienden a ser más infieles y más egoístas en el matrimonio.

6. Además de todas las razones anteriores es la de tomar en cuenta los consejos bíblicos en cuanto a la fornicación, porque el sexo prematrimonial es exactamente aquello. La fornicación y el adulterio causan la desintegración moral de una persona, trayendo consecuencias hasta sobre la nación si es una característica de su ciudadanía, (Jeremías 3:2-5).
Es algo que Dios detesta y reprueba. El profeta Oseas amonesta que la fornicación, como el vino y el mosto, quita el juicio (Oseas 4:11). Cuando Pablo describe la mente reprobada que rechaza a Dios y que es rechazada por Dios, la fornicación es una de las primeras características en la lista. (Romanos 1:28-32). O sea, la fornicación refleja una rebelión contra Dios y una desintegración moral. Para el joven cristiano, la fornicación constituye algo sumamente dañino en su carácter moral y espiritual afecta directamente el testimonio del mismo. La vida así desmoralizada de los cristianos es causa de tristeza en la iglesia y exige el arrepentimiento para que haya una restauración a una sanidad mental y espiritual (2 Corintios 12:21).

7. Por último, el sexo prematrimonial, según (1 Corintios 6:12-20), frustra el propósito que Dios tiene para con el cuerpo del hombre, especialmente el del cristiano. Pablo explica que Dios ha diseñado que el cuerpo sea para lo más alto y digno de la vida, para lo sano y lo edificante; es decir, el cuerpo es para el Señor (v. 13). Dios planifica dignificar nuestros cuerpos con la resurrección por su poder, igual como hizo con Cristo (v. 14). Es por este motivo que él no quiere que entremos en la bajeza de una vida impura (vs. 15-16). Además, mientras estemos en el cuerpo, nos recuerda que pertenecemos a él y que él habita en nosotros; hasta considera que nuestros cuerpos sirven de templos para el Espíritu Santo (vs.17-19). De modo que la fornicación ensucia la morada del Dios Santo e influye sobre nuestros pensamientos y acciones. Es un tipo de suicidio espiritual (v. 18). Por lo tanto, se debe siempre procurar glorificar al Señor tanto en el espíritu como en el cuerpo, para encontrar las fuerzas para poder “huir de la fornicación” (vs. 18-20).
Por todas estas siete razones, diríamos entonces que el sexo prematrimonial no prepara a nadie para el matrimonio, sino que es la causa de desconfianza, celos, desorientación y desintegración moral y espiritual.

¿Qué de las caricias?
Las caricias son una parte esencial del juego preparativo para el acoplamiento sexual. Los manoseos estimulan al cuerpo de tal forma que uno está siendo preparado para el acto sexual. Con esto en mente, los novios deben reconocer lo que se están haciendo a sí mismos cuando siguen demasiado adelante el trato físico. Es cierto que no hay nada tan excitante como carne contra carne. Dios nos hizo así, pero repetimos que el lugar de disfrutar al máximo de esta faceta física es en una unión fija, también creada por Dios, que garantiza la intención de confianza y entrega. El cristiano tiene una gran ventaja en este asunto porque conoce a un Dios que le ayuda a vencer todas las tentaciones cuando él quiere vencerlas (1 Corintios 10:13). Todo esto quiere decir que los novios se gozarán mejor de lo físico en el matrimonio cuando se han guardado el uno para el otro hasta entonces. Esto no es negarles el derecho de tomarse las manos y besarse, pero es hacerles ver el uso de las demás expresiones físicas, o sea, las caricias.

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