Quizás porque veo a tanta gente invadida de duda, culpa y discriminación hacia ellos mismos. Podría ser porque tantos de mis clientes caen fácilmente en la depresión y desesperanza. Por una variedad de razones, la gente es terriblemente dura consigo misma.
Aunque estoy consiente que los humanos tienen a ser ensimismados, enfocándose solamente en hacer lo que les haga sentir bien en ese momento, también estoy consciente de que hay mucha gente que, en lo mas profundo de su interior, no se gustan ellos mismos.
Sí. Esta es una contradicción muy evidente; la de gente ensimismada que no les gusta quiénes son. Están obsesionados en satisfacer cada necesidad que a la vez nunca es satisfecha. Quizás esto no es tan contradictorio como podríamos imaginar.
Nota si te identificas de alguna manera con lo siguiente:
1.- Nunca estás satisfecho, teniendo tanto.
2.- Disfrutas de salud física, pero estás inquieto.
3.- Teniendo más oportunidades para hacer amigos, tienen aún menos.
4.- Con más oportunidades para trabajar, disfrutas menos tu trabajo.
5.- A pesar de tener más acceso a la consejería, te sientes menos feliz.
El denominador común de la lista de síntomas de arriba es la falta de un sentido general de bienestar. Muchos de nosotros sentimos que no estamos a la altura, y que no somos exitosos en nuestro trabajo, familia o vida marital. Tenemos una sensación de fracaso.
Piensa en este e-mail de una mujer que esta batallando con su autoestima.
Querido Dr. David. No importa lo que haga, nunca siento que hago suficiente. No importa lo que haga en mi trabajo, iglesia o matrimonio, nunca me siento satisfecha. Siempre tengo miedo de que alguien me critique. La verdad es que yo soy la primera que me critico a mi misma. Esto no es algo nuevo para mí porque crecí sintiéndome abandonada y descuidada. He luchado toda mi vida para deshacerme de ese sentimiento de inferioridad. Sin embargo, no importa lo que mi esposo o mi pastor me digan, me siento insegura. ¿Hay alguna esperanza para mí?Firma, Baja Estima
Querida Baja Estima,
Tristemente el rechazo que tuviste de niña tiene todavía un profundo impacto en ti como adulta. Muchas personas que han experimentado rechazo siendo niños tienen sentimientos de inseguridad como adultos. Esas son malas noticias. Pero del lado de las buenas noticias, tal como dice el dicho: “Nunca es demasiado tarde para tener una infancia feliz”. Lo que esto significa es que como adultos, podemos aprender a aceptarnos a nosotros mismos. Y de hecho podemos hacerlo, especialmente con la ayuda de Dios. Podemos aceptarnos a nosotros mismos, tratarnos a nosotros mismos con valor y vernos a través de los ojos de amor de Dios.
Permíteme ofrecerte un par de sugerencias más específicas.
Primero, recibe consejería. Necesitas hablar del rechazo que experimentaste y específicamente de las mentiras que has terminado creyendo. Por ejemplo, probablemente piensas todo el tiempo que nada de lo que haces es suficientemente bueno. Necesitarás combatir esas mentiras y descubrir la verdad, de que eres suficientemente buena, no sólo por lo que hagas o dejes de hacer, sino porque eres una hija de Dios.
La consejería también puede ayudarte a liberar la vergüenza que quizás has heredado de tus padres. Aunque nuestra meta no es culpar a los padres, es importante que te deshagas de culpas que puedes haber imitado de ellos.
Aunque estoy consiente que los humanos tienen a ser ensimismados, enfocándose solamente en hacer lo que les haga sentir bien en ese momento, también estoy consciente de que hay mucha gente que, en lo mas profundo de su interior, no se gustan ellos mismos.
Sí. Esta es una contradicción muy evidente; la de gente ensimismada que no les gusta quiénes son. Están obsesionados en satisfacer cada necesidad que a la vez nunca es satisfecha. Quizás esto no es tan contradictorio como podríamos imaginar.
Nota si te identificas de alguna manera con lo siguiente:
1.- Nunca estás satisfecho, teniendo tanto.
2.- Disfrutas de salud física, pero estás inquieto.
3.- Teniendo más oportunidades para hacer amigos, tienen aún menos.
4.- Con más oportunidades para trabajar, disfrutas menos tu trabajo.
5.- A pesar de tener más acceso a la consejería, te sientes menos feliz.
El denominador común de la lista de síntomas de arriba es la falta de un sentido general de bienestar. Muchos de nosotros sentimos que no estamos a la altura, y que no somos exitosos en nuestro trabajo, familia o vida marital. Tenemos una sensación de fracaso.
Piensa en este e-mail de una mujer que esta batallando con su autoestima.
Querido Dr. David. No importa lo que haga, nunca siento que hago suficiente. No importa lo que haga en mi trabajo, iglesia o matrimonio, nunca me siento satisfecha. Siempre tengo miedo de que alguien me critique. La verdad es que yo soy la primera que me critico a mi misma. Esto no es algo nuevo para mí porque crecí sintiéndome abandonada y descuidada. He luchado toda mi vida para deshacerme de ese sentimiento de inferioridad. Sin embargo, no importa lo que mi esposo o mi pastor me digan, me siento insegura. ¿Hay alguna esperanza para mí?Firma, Baja Estima
Querida Baja Estima,
Tristemente el rechazo que tuviste de niña tiene todavía un profundo impacto en ti como adulta. Muchas personas que han experimentado rechazo siendo niños tienen sentimientos de inseguridad como adultos. Esas son malas noticias. Pero del lado de las buenas noticias, tal como dice el dicho: “Nunca es demasiado tarde para tener una infancia feliz”. Lo que esto significa es que como adultos, podemos aprender a aceptarnos a nosotros mismos. Y de hecho podemos hacerlo, especialmente con la ayuda de Dios. Podemos aceptarnos a nosotros mismos, tratarnos a nosotros mismos con valor y vernos a través de los ojos de amor de Dios.
Permíteme ofrecerte un par de sugerencias más específicas.
Primero, recibe consejería. Necesitas hablar del rechazo que experimentaste y específicamente de las mentiras que has terminado creyendo. Por ejemplo, probablemente piensas todo el tiempo que nada de lo que haces es suficientemente bueno. Necesitarás combatir esas mentiras y descubrir la verdad, de que eres suficientemente buena, no sólo por lo que hagas o dejes de hacer, sino porque eres una hija de Dios.
La consejería también puede ayudarte a liberar la vergüenza que quizás has heredado de tus padres. Aunque nuestra meta no es culpar a los padres, es importante que te deshagas de culpas que puedes haber imitado de ellos.
Segundo, has un inventario de tus cualidades. Cada de nosotros fue creado con talentos únicos que no son parecidos a los de nadie más. ¿Cuál son tus fortalezas? ¿Qué cosas puedes hacer que otros no pueden? Quizás tengas que pensar bastante en eso, pero estoy seguro que con un poco de ayuda podrás ver complacido a esos atributos que son tan propios de ti. Nosotros no recibimos muchas veces ánimo para celebrarnos a nosotros mismo, pero recuérdate a ti mismo que Dios se regocija en nosotros.
Tercero, renuncia a las comparaciones. Las comparaciones matan. Siempre que nos comparamos con otros, encontraremos que los demás son mejores en algo, y por supuesto que nosotros somos peores. La clave es descubrir lo que es único en nosotros y apropiarnos de las habilidades y dones espirituales que Dios ha dado. Lee (Romanos 12) sobre los dones espirituales.
Cuarto, asóciate con personas que te animan. Hay quienes te roban el gozo y quienes te dan gozo. Hay quienes nos pisotean y quienes nos levantan. Comparte con aquellos que te animan y te valoran.
Finalmente, perdónate, una y otra vez. Tú eres un humano lleno, indudablemente de muchos errores. Es importante recordar que todos nosotros hemos cometido errores. De hecho, cometemos errores todos los días. No hay errores peores que otros. “Todos han pecado y están privados de la gloria de Dios” (Romanos 3:23). A pesar de nuestros defectos, somos amados por Dios infinitamente.
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