Una señora me hizo la siguiente pregunta: “Mi esposo es algo insensible ante mis necesidades, pero yo creo que está dispuesto a mejorar, si yo le puedo enseñar en qué sentidos soy diferente a él. ¿Me puede ayudar a comunicarle mis necesidades de una forma eficaz?”
Tal vez pueda comenzar sugiriéndole cómo no debe manejar este objetivo. Trate de no recurrir a lo que yo he llamado la “técnica de la cachiporra”, que incluye una continua lluvia de recriminaciones, súplicas, regaños, quejas y acusaciones. Evite el impulso de decir al final de un agotador día de trabajo: “Jorge, ¿por qué no dejas a un lado ese periódico y me concedes cinco minutos de tu tiempo? Cinco minutos; ¿es pedir demasiado? De todas formas, parece como si nunca te importaran mis sentimientos. ¿Cuánto tiempo hace que salimos a cenar? Aunque saliéramos, lo más probable es que llevarías el periódico contigo. Te digo la verdad Jorge, algunas veces me parece que ya no te importamos ni los niños ni yo. Si una sola vez, sólo una, demostraras un poco de amor y comprensión, me parece que me caería muerta de la impresión”, etcétera, etcétera, etcétera.
Esa no es la forma de atraer la atención de Jorge. Eso es como golpearlo en la cabeza con un palo, en la seguridad de que esto lo va a poner furioso, callado o ambas cosas a la vez. En lugar de gritarle, usted debe buscar oportunidades de enseñarle durante los momentos en que haya más probabilidad de que esté escuchando. Esa instrucción necesita que el momento, el ambiente y la manera sean los adecuados para que resulte eficaz. Veamos esos tres ingredientes.
Tal vez pueda comenzar sugiriéndole cómo no debe manejar este objetivo. Trate de no recurrir a lo que yo he llamado la “técnica de la cachiporra”, que incluye una continua lluvia de recriminaciones, súplicas, regaños, quejas y acusaciones. Evite el impulso de decir al final de un agotador día de trabajo: “Jorge, ¿por qué no dejas a un lado ese periódico y me concedes cinco minutos de tu tiempo? Cinco minutos; ¿es pedir demasiado? De todas formas, parece como si nunca te importaran mis sentimientos. ¿Cuánto tiempo hace que salimos a cenar? Aunque saliéramos, lo más probable es que llevarías el periódico contigo. Te digo la verdad Jorge, algunas veces me parece que ya no te importamos ni los niños ni yo. Si una sola vez, sólo una, demostraras un poco de amor y comprensión, me parece que me caería muerta de la impresión”, etcétera, etcétera, etcétera.
Esa no es la forma de atraer la atención de Jorge. Eso es como golpearlo en la cabeza con un palo, en la seguridad de que esto lo va a poner furioso, callado o ambas cosas a la vez. En lugar de gritarle, usted debe buscar oportunidades de enseñarle durante los momentos en que haya más probabilidad de que esté escuchando. Esa instrucción necesita que el momento, el ambiente y la manera sean los adecuados para que resulte eficaz. Veamos esos tres ingredientes.
1.- El momento. Escoja un momento en que su esposo suela responder mejor y estar más complaciente. Lo más probable es que sea por la mañana, tal vez un sábado, cuando las presiones del trabajo sean menores. Ni se le ocurra meterse en una crítica airada y deprimente cuando él se encuentre cansado o hambriento. Dele a su esfuerzo todas las oportunidades necesarias para que sea un éxito.
2.- El ambiente. La situación ideal es que le pida a su esposo que la lleve una noche o un fin de semana a algún lugar agradable. Si las consideraciones de tipo económico son las que van a hacer que él no quiera ir, ahorre el dinero de los fondos para gastos de la casa, o de otros recursos. Si les es imposible irse, busquen alguien que les cuide a los niños y salgan a desayunar o a cenar solos. Si tampoco pueden hacer eso, entonces busquen un momento en casa, cuando los niños estén ocupados, y ustedes puedan descolgar el teléfono. Por lo general, mientras más logre usted que él se aleje de la casa, con sus obligaciones, problemas y tensiones, más posibilidad tendrá de lograr una verdadera comunicación.
3.- La manera. Es sumamente importante que su esposo no considere su conversación como un ataque personal. Todos estamos equipados con defensas emocionales que se levantan para ayudarnos cuando hablan mal de nosotros. No ponga en marcha esos mecanismos. Al contrario, usted debe actuar de manera tan afectuosa, llena de amor y de apoyo, como pueda dentro de las circunstancias. Hágale entender que está tratando de comunicarle lo que usted siente, en lugar de insistir en sus insuficiencias como esposo.
Cuando se reúnan el momento, el ambiente y la manera para producir una circunstancia oportuna, exprese sus sentimientos más profundos con tanta eficacia como le sea posible. Y, como todos los buenos exploradores, esté siempre lista. A los que se pregunten cómo es que sé tanto acerca de las formas de captar la atención de los maridos, les diré que se debe a que así fue exactamente como se me acercó mi esposa. Y logró que yo entendiera el mensaje.
Me pregunto, porque tenemos que ser "sicologas caseras" y ver como tratar a los esposos para que nos consideren, por que buscar este medio como AYUDA DE AUXILIO para "TRATARLOS". Será que después de intentar todo este estudio cambiarán de raíz su modo de considerarnos? o será solo por un tiempo este efecto ...?, mmm creo que se demorarán hasta que un amigo de ellos les pida una paleteada el fin de semana. :(. SOLE.
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