La manera en que cada persona estudia depende en gran medida de sus características personales, de sus intereses y de la asignatura en cuestión. Sin embargo, existen ciertos elementos que deben tomarse en cuenta para lograr que los periodos de estudios sean provechosos.
1. El aprendizaje es un compromiso personal
Es común escuchar que los estudiantes que no consiguen buenas calificaciones, hagan comentarios sobre factores externos como el o la docente, la dificultad del examen o la “mala suerte”, como las causas de su falta de éxito. Empero, en muchas ocasiones si se realiza un análisis a conciencia de la situación, las razones cambian drásticamente. La falta de interés hacia una materia en particular o el dejar la preparación del examen para último momento, encabezan las listas de los culpables del fracaso.
Si se les pregunta a los estudiantes que mantienen un buen rendimiento en la escuela o el colegio, cuál es su secreto; la mayoría de las respuestas coinciden en que el compromiso es la clave. Cuando los estudiantes aceptan que su actitud ante el estudio influye directamente sobre su aprendizaje, las cosas cambian de perspectiva. Lo que se aprende ya no forma parte de la casualidad o del destino, sino de un esfuerzo deliberado.
Responsabilizarse por el aprendizaje es el primer peldaño hacia la superación como estudiante y como persona.
2. Eligiendo el mejor ambiente
Una vez que se consiga enfocar positivamente la actitud hacia el aprendizaje, es indispensable prestar atención al lugar donde se estudia o se realizan los trabajos extra clase.
Es importante tener un espacio de trabajo (ya sea una mesa o escritorio) que permita realizar las tareas cómodamente. Tener todos los materiales a mano, evitará que se pierda tiempo por tener que levantarse a buscarlos. Una habitación con buena iluminación y una adecuada ventilación, son deseables.
Si las posibilidades de espacio son limitadas ¡use el ingenio! Lo importante aquí es disponer de un lugar donde se pueda trabajar y estudiar a gusto, evitando las interrupciones.
Cuando uno puede identificar detalladamente la manera en que se disfruta más del aprender; y además, logra reconocer cuáles son aquellos aspectos que impiden concentrarse o que dificultan la comprensión de determinada materia, se ejerce un control más provechoso sobre los periodos de estudio. Si considera que los aspectos mencionados anteriormente le resultan desconocidos a usted o a su hijo, actualmente se cuenta con la ayuda de psicopedagogos y psicólogos educativos que pueden orientarle.
3. Organizando efectivamente el tiempo
Organizar un horario de estudio, le permite al estudiante distribuir mejor su tiempo, contemplando no sólo sus responsabilidades académicas, sino también su tiempo de ocio.
La organización del tiempo, debe incluir la realización de trabajos, las actividades sociales (amigos, familia), las responsabilidades domésticas y las horas de descanso. De esta manera, se pretende que haya un equilibrio entre las actividades propias de la niñez o la adolescencia y los requerimientos de la escuela o el colegio.
Los periodos de estudio deben ser regulares (de 2 a 4 veces por semana) tomando en cuenta el número de materias y el grado de dificultad de las mismas. El tiempo puede oscilar entre dos periodos de 30 y 40 minutos, con intervalos de descanso de 5 a 10 minutos dependiendo de la condición anímica y de atención del estudiante.
De acuerdo con algunos especialistas, para mantener una buena concentración y evitar la fatiga, es recomendable que el estudio de una misma materia no se prolongue por más de dos horas.
La familia puede contribuir animando al estudiante y respetando sus periodos de estudio, evitando las interrupciones y el ruido excesivo. Las muestras de cariño y la comprensión son herramientas invaluables para incentivar el logro de sus metas.
Consejos para padres
Como padres es importante considerar ciertos detalles en relación con el horario de estudio de los hijos:
- Elija el horario de estudio tomando en cuenta la opinión de sus hijos. Sea sabio(a) al negociar con ellos.
- Motive y oriente a los chicos en la organizar su tiempo, de manera que puedan también disfrutar de espacios de distracción; sin dejar de lado sus responsabilidades académicas.
- Contribuya con los periodos de estudio de su hijo(a), aclarando dudas (cuando le sea posible) o mostrando interés por lo que está aprendiendo.
- El hábito de estudio requiere tiempo y constancia. A veces los niños y jóvenes tienden a renunciar. Provea contención cuando esto suceda, y establezca consecuencias claras de no cumplirse los horarios de estudio establecidos.
- Supervise de manera justa los periodos de estudio de sus hijos. Brinde sugerencias para mejorar; evite, hasta donde sea posible, las medidas impositivas.
- Si lo considera necesario, no dude en consultar sobre el tema con algún especialista.
Es común escuchar que los estudiantes que no consiguen buenas calificaciones, hagan comentarios sobre factores externos como el o la docente, la dificultad del examen o la “mala suerte”, como las causas de su falta de éxito. Empero, en muchas ocasiones si se realiza un análisis a conciencia de la situación, las razones cambian drásticamente. La falta de interés hacia una materia en particular o el dejar la preparación del examen para último momento, encabezan las listas de los culpables del fracaso.
Si se les pregunta a los estudiantes que mantienen un buen rendimiento en la escuela o el colegio, cuál es su secreto; la mayoría de las respuestas coinciden en que el compromiso es la clave. Cuando los estudiantes aceptan que su actitud ante el estudio influye directamente sobre su aprendizaje, las cosas cambian de perspectiva. Lo que se aprende ya no forma parte de la casualidad o del destino, sino de un esfuerzo deliberado.
Responsabilizarse por el aprendizaje es el primer peldaño hacia la superación como estudiante y como persona.
2. Eligiendo el mejor ambiente
Una vez que se consiga enfocar positivamente la actitud hacia el aprendizaje, es indispensable prestar atención al lugar donde se estudia o se realizan los trabajos extra clase.
Es importante tener un espacio de trabajo (ya sea una mesa o escritorio) que permita realizar las tareas cómodamente. Tener todos los materiales a mano, evitará que se pierda tiempo por tener que levantarse a buscarlos. Una habitación con buena iluminación y una adecuada ventilación, son deseables.
Si las posibilidades de espacio son limitadas ¡use el ingenio! Lo importante aquí es disponer de un lugar donde se pueda trabajar y estudiar a gusto, evitando las interrupciones.
Cuando uno puede identificar detalladamente la manera en que se disfruta más del aprender; y además, logra reconocer cuáles son aquellos aspectos que impiden concentrarse o que dificultan la comprensión de determinada materia, se ejerce un control más provechoso sobre los periodos de estudio. Si considera que los aspectos mencionados anteriormente le resultan desconocidos a usted o a su hijo, actualmente se cuenta con la ayuda de psicopedagogos y psicólogos educativos que pueden orientarle.
3. Organizando efectivamente el tiempo
Organizar un horario de estudio, le permite al estudiante distribuir mejor su tiempo, contemplando no sólo sus responsabilidades académicas, sino también su tiempo de ocio.
La organización del tiempo, debe incluir la realización de trabajos, las actividades sociales (amigos, familia), las responsabilidades domésticas y las horas de descanso. De esta manera, se pretende que haya un equilibrio entre las actividades propias de la niñez o la adolescencia y los requerimientos de la escuela o el colegio.
Los periodos de estudio deben ser regulares (de 2 a 4 veces por semana) tomando en cuenta el número de materias y el grado de dificultad de las mismas. El tiempo puede oscilar entre dos periodos de 30 y 40 minutos, con intervalos de descanso de 5 a 10 minutos dependiendo de la condición anímica y de atención del estudiante.
De acuerdo con algunos especialistas, para mantener una buena concentración y evitar la fatiga, es recomendable que el estudio de una misma materia no se prolongue por más de dos horas.
La familia puede contribuir animando al estudiante y respetando sus periodos de estudio, evitando las interrupciones y el ruido excesivo. Las muestras de cariño y la comprensión son herramientas invaluables para incentivar el logro de sus metas.
Consejos para padres
Como padres es importante considerar ciertos detalles en relación con el horario de estudio de los hijos:
- Elija el horario de estudio tomando en cuenta la opinión de sus hijos. Sea sabio(a) al negociar con ellos.
- Motive y oriente a los chicos en la organizar su tiempo, de manera que puedan también disfrutar de espacios de distracción; sin dejar de lado sus responsabilidades académicas.
- Contribuya con los periodos de estudio de su hijo(a), aclarando dudas (cuando le sea posible) o mostrando interés por lo que está aprendiendo.
- El hábito de estudio requiere tiempo y constancia. A veces los niños y jóvenes tienden a renunciar. Provea contención cuando esto suceda, y establezca consecuencias claras de no cumplirse los horarios de estudio establecidos.
- Supervise de manera justa los periodos de estudio de sus hijos. Brinde sugerencias para mejorar; evite, hasta donde sea posible, las medidas impositivas.
- Si lo considera necesario, no dude en consultar sobre el tema con algún especialista.
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