Con dedicación especial para mi amada esposa Teresa Guerrero, el mayor y más bello regalo que Dios me ha dado.
El diario vivir de una mujer es, por lo general, un espacio en que las actividades cotidianas se convierten en abrumadoras tareas realizadas en favor de quienes la rodean. El día a día se desarrolla a menudo en torno al cuido de los niños/as, preparar y servir la comida, realizar los demás quehaceres de la casa y cumplir eficientemente nuestro trabajo fuera del hogar.
Esta dinámica se ha vuelto tan habitual, que en la mayoría de los casos, una mujer se olvide de ella misma y pierda de vista que además de ser madre, esposa, ama de casa y trabajadora, es ante todo mujer. La capacidad de servicio a los demás, que la mayoría de mujeres desarrolla como producto de su formación social, hace que una mujer llegue a poner en último lugar de su lista de prioridades el cuidarse a sí misma, en algunos casos, incluso ha perdido completamente la intensión de hacerlo ya que no se considera merecedora de un espacio propio.
Sabemos que es difícil saberse mujer atrapada en el “corre, corre” de lo cotidiano y que muchas veces ni siquiera hay tiempo de reflexionar acerca de esto.
A continuación una lista de algunos consejos útiles que pueden ayudar para este tipo de situación, si este es su caso.
Ø Hagamos un alto y reflexionemos ¿cómo es nuestra vida?, ¿nos agrada todo lo que hacemos?
Ø Organicemos nuestro tiempo, haciendo una lista de las cosas que realizamos día a día. Debemos considerar en la organización de nuestro tiempo, un espacio para nosotras.
Ø Dediquemos una parte del día para nosotras, para repasar nuestras virtudes, leer, escuchar música, etc. Debemos procurar cumplir este propósito.
Ø Decidamos tener espacios propios, las respuestas a las siguientes preguntas nos ayudarán a decidir que hacer en estos espacios: ¿qué nos gusta hacer?, ¿qué necesitamos para realizarlo?, ¿dónde y cuándo nos sentimos bien?
Ø Busquemos nuestro tesoro, ¡apasionándonos por algo!
Ø Reconozcamos nuestros sentimientos, brindándonos un espacio para convencernos de que “tenemos derecho a sentirnos así.”
Ø Hay que tener valor para arriesgarse a lograr los sueños y proponerse hacerlos realidad. Debemos fijarnos metas y perseverar en ellas.
Ø Hay que cultivar amistades. Debemos apartar un tiempo para compartir con amigos y amigas.
Ø Debemos hacer un esfuerzo por regalarnos algo que siempre hayamos deseado. No debemos negarnos cosas para nosotras mismas, cuando estas se encuentran dentro de nuestras posibilidades.
Ø Tengamos sueños, anhelos, pero no fijemos la esperanza y felicidad en ellos.
Ø Intentemos aprender algo que siempre hayamos anhelado.
Ø Si hemos dejado algún proyecto inconcluso, y aún es de interés, procuremos terminarlo.
Ø Si diferentes circunstancias de la vida nos han dejado huella, aprendamos que el pasado no siempre determina el futuro. No es posible cambiar lo qué pasó, pero sí se puede tener una actitud diferente ante circunstancias similares en el presente.
Ø Al final del día revisemos y evaluemos lo que hicimos en beneficio propio. Confiemos en nuestras capacidades para realizar las cosas.
Ø Hagamos el esfuerzo de dirigirnos a nosotras mismas con palabras positivas
Ø Procuremos conocernos a nosotras mismas. Hagamos una lista de nuestras cualidades.
Ø Digamos gracias a los elogios que nos hagan.
Ø Seamos dueñas de nuestras actitudes, pensamientos y sentimientos.
Ø Procuremos declararnos amor a nosotras mismas.
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