Hoy día el 50% de las parejas constituidas tiene
alguna disfunción sexual. ¿Es mucho, verdad? La raíz principal de esta realidad
es la poca educación. Infinidad de creencias erradas que influyen para mal. No
estamos hablando de enfermedades y embarazos no deseados como único problema en
lo sexual. Estamos hablando de angustias, de fobias y de perversiones.
Por
eso es vital enseñar acerca de sexualidad a los hijos.
1.- Evitarán
muchos problemas.
2.- Mejorarán
el grado de intimidad y satisfacción.
3.- Tendrán
una mejor calidad de vida.
Aunque
resulte difícil hablar, callar puede ser fatal. Una adecuada educación sexual a
temprana edad y una buena comunicación entre los padres y los hijos disminuye
en un 80% la probabilidad de un abuso sexual infantil.
La irrupción de la sexualidad adulta en el mundo
infantil provoca profundos trastornos que pueden manifestarse en cualquier
etapa de la vida. Cientos de testimonios de personas abusadas nos
advirtieron de la importancia de educar. Una y otra vez hemos escuchado: “si alguien me hubiese enseñado…”,
“si no hubiese sido tan ignorante…”, “era tan inocente…”, “creía que todos eran
buenos…”. Debemos proteger a los niños y preservar su
inocencia.
No te excuses con la frase: “me da miedo hablar del
tema”.
Es un grave error creer que el conocimiento
daña. La educación sexual no consiste en clases de
anatomía, ni se limita a explicar los genitales. Educación sexual es la
transmisión de los valores y las convicciones de los padres hacia los hijos, los
sentimientos y, el tercer elemento, tan importante como los dos anteriores: la
información, que debe ser veraz y actualizada.
Se suele creer que la
educación sexual abre las puertas a un sinnúmero de enfermedades de transmisión
sexual y de embarazos no deseados. Según investigaciones, las personas más
informadas son las que postergan las experiencias sexuales y que, al
practicarlas, son más responsables en su comportamiento. Algunos padres
dicen: “décadas atrás no se hablaba del tema y no nos iba tal
mal”. En parte, puede ser
verdad, pero las cosas han cambiado. Vivimos en una sociedad hipersexualizada y
fanatizada por el sexo. Hoy día los medios masivos de comunicación estimulan la
práctica sexual libertina y sin compromiso. Eso es destructivo. Es urgente, por
tanto, educar para un mejor futuro.
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