
En nuestra cultura, muchos padres se abocan a desempeñar la función de proveedor, o sea aquél que se dedica a trabajar fuera de la casa para llevar el sustento material al hogar y delegan las tareas de educación, crianza y salud de los hijos a las esposas. Incluso, en muchas parejas donde la mamá tiene un empleo remunerado, el papá se dedica solo a aportar económicamente y de esta manera, la mamá desempeña una doble función, trabajar fuera de casa y trabajar dentro de ella, sobre todo en lo que tiene que ver con la crianza de los niños.
Las mujeres desean y necesitan que sus esposos dediquen parte de su tiempo, no solo a producir económicamente, sino a generar emocionalmente; o sea, que se dediquen a jugar con los niños, a disciplinarlos, a llevarlos y traerlos de la escuela, a sentarse con ellos a hacer los deberes escolares, a brindarles su afecto y presencia, entre otras cosas.
De igual forma, las mujeres necesitan sentir que conforman un equipo con su pareja, pues esto les brinda mucha seguridad y confianza; además, esperan que el papá de sus hijos sea un hombre que la acompañe, que la apoye y que le ame, en todo el proceso de tener y criar niños.
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