Visión y Misión

Visión.
Ser líder en la orientación y fortalecimiento de las familias dentro y fuera de la iglesia en la República Dominicana.

Misión.
Orientar a los miembros de la familia en el concepto de la verdadera relación y responsabilidad familiar para tener un hogar saludable, a través de la palabra de Dios.

Versículo del día

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sábado, 20 de junio de 2009

¿Se siente su adolescente aceptado en casa?

Puede parecer que todos y todo son más importantes para su adolescente, sin embargo los jóvenes dicen que la familia es la principal influencia en sus vidas.

Desarrollar un núcleo familiar
Pregunta: ¿Cómo define usted el término “familia”?
Respuesta: Un lugar donde un niño(a) pueden sentirse seguros y amados. – Heather Y, 18 añosEn lugar de definir a una familia como una mamá, un papá, hermanos(as), los adolescentes creen que esta palabra es amor, un sentimiento o un ambiente. Para ellos, significa que cada miembro del hogar tiene una oportunidad para ser nutrido. Es donde cada miembro puede ir a buscar guía o cuidado, y donde pueden ser excelentes sin ser perfectos.

Respuesta: Una familia es un ambiente amoroso, sin importar si son padres, tíos u otros parientes. – Michelle H, 17 años

Los grupos que se forman en la vida de los jóvenes, es porque ellos buscan a quienes los aceptan. Estos son en quienes él/ella pueden confiar y que su presencia es siempre bienvenida. Tener grupos así es importante para que ellos obtengan la aprobación de la mayoría de sus iguales. Si los familiares no están en funcionamiento, estos grupos de amistades se convierten en “familia”, esto mismo sucede si los adolescentes no se sienten bienvenidos en sus iglesias, reuniones juveniles, etc. Se irán física o emocionalmente, para encontrar donde calzan.
Vivimos en una sociedad donde la fortaleza familiar muchas veces se ve quebrantada. Esta es una de las razones por la cual los jóvenes buscan relaciones por doquier, aun las que son superficiales.Si usted esta leyendo este artículo, probablemente quiere fortalecer esa unión con su hijo(a). Amar a su adolescente sin condición es un elemento vital, al igual que crear un núcleo familiar. ¿Pero cómo? ¿Significa esto que debe dejar su rol paterno o materno y ser el mejor amigo de su hijo? No. Su adolescente tiene amigos, pero necesita padres que ofrezcan límites, estructura, disciplina, motivación, guía y que a la vez sean amistosos, no amigos.

Respuesta: Si los padres quieren que sus hijos no se sientan solos, pueden amarnos y comprobar que nos aman y nos aceptan por quienes somos. Deben hacernos saber que no tenemos que cambiar para recibir amor. Al menos este es mi caso. – Janelle, 16 años.

El material utilizado para formar un núcleo familiar es amor consistente. Es afirmar el valor que tienen para usted. Se trata de creer en ellos, aunque ni lo hagan ellos mismos. Requiere ser consistente en los límites, las normas familiares y las consecuencias razonables que se construyen sobre un fundamento de amor incondicional.
Tal vez usted diga: ¿Pero qué de mi adolescente? Ella no nos necesita, tiene amigos. Ni siquiera nos considera en su vida.
¿Usted recuerda haber sido retado en algún momento? Algo que parecía imposible, ¿pero usted demostró que era capaz? Los jóvenes están esperando que sus padres se atrevan a creer en ellos.

Respuesta: Si mis padres pudieran hacer 1 cosa para impactar mi fe, sería actuar como Jesús lo hizo, aun si se sintieran extraños. – Jessica L., 14 años
Vea más allá de lo evidente. Los adolescentes están buscando a alguien que pueda ver su potencia. Quieren que Mamá o Papá vean sus corazones y crean que son personas de valor. Necesitan un lugar seguro.
Hay ocasiones donde ser padre es frustrante y desanima. He tenido momentos donde debo confesarle a Dios que no tengo idea de lo que hago. Pero, Dios es fiel y Él nos ayuda en medio de la incertidumbre. Él nos reta a creer que nuestros hijos serán lo que Dios dispuso que fueran desde el inicio. Dios provee la fortaleza para amar a nuestros jóvenes de la misma forma en que Él nos ama.
Dios nos ayuda a crear un ambiente donde nos podamos amar y aceptar, mientras trabajamos en construir una familia fuete y sana.

Honestidad
1.- Si usted describiera a su familia, ¿qué palabras utilizaría? ¿Son un núcleo cercano y amoroso? ¿Sus relaciones son fundamentadas en amor y respeto genuino? ¿Describiría a su familia como desintegrada o enojada? Es momento de ser sinceros.
Escriba cinco términos que describan su dinámica familiar.
2.- Utilice lo que ha escrito anteriormente y ore de forma específica. Alabe a Dios por las características positivas de su familia y en cada miembro. Pídale a Dios su ayuda en áreas exactas que necesiten de su intervención.

Me amas... ¡Y me ignoras!, por Tanya Brizuela

Quemaduras, fracturas, golpes y agresiones físicas en general son fácilmente catalogadas como manifestaciones de violencia, no obstante, cuando las acciones son más sutiles es difícil distinguir si la acción, o falta de ella, se podría catalogar como agresión, por ejemplo ocasiones en las que la violencia contra el menor se da por descuido, por no llevar a cabo acciones que garanticen la seguridad, poca asistencia a los chicos y chicas, o por falta de atención en la labor parental. No obstante, se podría tornar complicado diferenciar los accidentes de la violencia por negligencia, así las cosas, parece ser importante y necesario explicar en primera instancia qué es la violencia por negligencia, y diferenciarla de otros tipos de circunstancias accidentales.
Por tanto, se puede definir como negligencia aquella acción, o bien falta de ella, ya sea de índole física o emocional que incide negativamente en la seguridad del niño, niña o adolescente provocando en última instancia su deterioro progresivo, corporal o emocional. Como ejemplos se pueden citar: insuficiencias en el cuidado proporcionado por los padres o tutores para prever situaciones de riesgo, o no proporcionar las necesidades básicas para la vida como lo son abrigo, alimento y protección; así también, no dar la debida atención al niño durante las etapas de crecimiento, formación y desarrollo intelectual es violentar su crecimiento sano.
Por el contrario, los accidentes son aquellas circunstancias que no se pueden prever, evitar o controlar, quedando fuera del poder de la cobertura paternal. Según la Real Academia Española accidente es todo: “Suceso eventual o acción que involuntariamente resulta en daño para las personas o las cosas. Indisposición o enfermedad que sobreviene repentinamente y priva de sentido, de movimiento o de ambas cosas”. De esta forma, se entiende por accidente un suceso repentino causado por un agente externo y de manera involuntaria. En otras palabras, los accidentes son situaciones que no se pensaban factibles, acontecimientos que no se podían prevenir. Si la situación de peligro es evitable, entonces lo ocurrido es negligencia. Si hubo algo que estuvo en nuestras manos hacer para evitarlo y no lo hicimos, el daño provocado al niño, niña o adolescente será nuestra responsabilidad
Ahora bien, a pesar de las explicaciones dadas, podría seguir siendo difícil de entender qué es la violencia por negligencia, por lo que es oportuno que citemos ejemplos específicos para aclarar ideas. Podría ser negligencia la malnutrición de un niño o niña, si los padres, teniendo los recursos disponibles, no velan por la buena alimentación del infante o adolescente. Otro ejemplo es si el chico o chica se intoxica a causa de la mala manipulación de los alimentos preparados para él o ella, esta situación de igual forma es negligencia si los padres contando con las herramientas e información necesarias para la apropiada preparación de los alimentos, simplemente no las utilizan, sin embargo, si los padres no tenían forma de conocer o anticipar lo dañinas que ciertas prácticas de manipulación de productos y alimentos pueden ser, esto sería una situación accidental.
Un caso común de negligencia, sobre todo con los niños más pequeños, es dejarlos solos en el carro, sin ningún tipo de supervisión. O dejarlos solos en el hogar, no teniendo los niños/as la capacidad de valerse por sí mismos, ni protegerse del peligro. Lo recomendable es buscar todos lo medios posibles para no exponer a los chicos o chicas a situaciones de riesgo.
Si bien es cierto que la labor de ser papá o mamá podría ser en ocasiones cansada y demandante, no se debe olvidar en ningún momento lo que se tiene a cargo: otra vida humana, un ser vulnerable que depende de nuestros cuidados. Esta no es una tarea cualquiera, ni una que nos podamos dar el lujo de descuidar, es una empresa que merece toda la atención, esfuerzo y tenacidad de parte de las personas encargadas de los menores.
Si en alguna ocasión, reconocemos en nosotros mismos negligencia en el trato con nuestros hijos e hijas, es necesario que nos detengamos a reflexionar sobre las razones por las cuales estamos actuando de esta manera. Una de las razones podría ser el cansancio, en este caso sería mejor tomar un descanso, dejando a los niños con los abuelos, una niñera o tío, en fin, con una persona de mucha confianza, para reposar y retomar fuerza.
Al mismo tiempo, si lo valoramos necesario, busquemos ayuda profesional para descubrir otras causas de este comportamiento que nos impide velar de manera adecuada por las vidas a nuestro cargo. Es importante recordar que para quienes no tienen la posibilidad de consultar a un profesional por razones económicas, existen instituciones gubernamentales y no gubernamentales que ofrecen servicios psicológicos gratuitos, asesoría sin costo o a un precio accesible, por lo que es sano reconocer con humildad cuando se necesita buscar asesoría profesional. Si no existiera al alcance esta opción, o si no se tuviera acceso a ella, es nuestra responsabilidad buscar otras alternativas como: conversar con otras personas que también vivan la tarea de ser mamá o papá, personas que consideremos de respeto, justas, rectas y de principios y valores profundos, ellas nos ayudarán a valorar si lo que vivimos o sentimos es normal, y si fuera el caso, colaborarán con nosotros a conseguir asistencia profesional.
En cualquier caso, es importante reconocer cuando se necesita apoyo, ya sea profesional, o familiar, aceptando que necesitamos colaboración de alguna persona allegada que nos brinde su consejo y tiempo. El saber cómo realizar la labor de padre o madre no surge espontáneamente al llegar nuestro primer hijo o hija, sino que surge como un desarrollo personal progresivo que requiere esfuerzo, amor, perseverancia y dedicación, así como investigación, ayuda e información. Por eso, si fuera necesario la recomendación de otro que va adelantado en esta misión y vemos en ella o él un buena madre o padre no dudemos en consultarles, seamos honestos y reconozcamos cuando no sabemos manejar algo o cuándo no estamos siendo capaces de llevar el quehacer parental de manera adecuada.
El no ser padres o madres consientes de la importancia de nuestra labor, o no buscar ayuda en caso de ser necesaria, podría traer consecuencias nefastas para el niño, niña o adolescente, marcándolos de forma permanente, y en casos extremos la falta de acción hasta podría cobrarles la vida. Este tema es delicado, urgente y real, las acciones que ejerzamos, o dejemos de realizar, afecta a los chicos de manera directa. Y aunque la negligencia no implica necesariamente falta de amor, sí indica escasa prudencia, descuido y desatención a la labor paternal o maternal.Es importante indagar la información necesaria. Y tomarse la labor de padres como una gran responsabilidad que encomienda una vida ajena en nuestras manos. Descuidar esta responsabilidad, tomarla con ligereza o ignorarla, pone en riesgo la vida de aquella persona que depende de nosotros. Ser padres no es solamente traer una vida al mundo, es cuidar de ella y formarla de manera cuidadosa, adecuada e integral.

Acaso la "familia tradicional" ha pasado de moda, por Dr James Dobson

Por supuesto que hemos oído esta perspectiva con frecuencia en los medios de comunicación, y en labios de gente influyente. Por ejemplo, la ex-Primera Dama, Hillary Rodham Clinton, la hizo el tema central de su discurso de inauguración del Día de la Madre, el 8 de mayo de 1994, en la Universidad George Washington. Esto fue lo que dijo: “Si alguna vez fue así, [la familia estadounidense] ya no consta de dos padres, dos hijos, un perro, una casa con una cerca pintada de blanco y una camioneta en la entrada. En lugar de ver familias que se parezcan a los Cleaver, de Leave It to Beaver [“Déjaselo a Beaver”], tenemos familias en las que se incluyen niños probeta y madres sustitutas. En lugar de las cenas familiares de los domingos por la noche, ahora tenemos llamadas de teléfono de un lado a otro del país. En lugar de tíos y tías, y abuelos y abuelas, ahora tenemos nodrizas y guarderías infantiles”.
A continuación, la señora Clinton pasó a recomendar algo que ella llamó una “familia extensa”, para llenar el vacío a medida que disminuyen las familias tradicionales. Exhortó a los graduados a interesarse en sus amigos, vecinos y conciudadanos como lo harían con los miembros de su propia familia, y terminó diciendo: “Cuando se deshacen con demasiada frecuencia los lazos familiares tradicionales, todos necesitamos valorar el hecho de que, en un sentido muy real, nos hemos convertido en una familia extensa”. 1
Bueno, la Primera Dama tenía razón cuando nos recordó que tenemos la responsabilidad de ayudar a los demás e interesarnos por ellos. En especial, debemos estar en sintonía con las necesidades de los padres que luchan para criar solos a sus hijos. Sin embargo, las observaciones hechas aquel día por la señora Clinton llevan en sí otro mensaje: el de que la familia tradicional es ineficaz y ya no es factible. No expresó pesar alguno por las fuerzas sociales y gubernamentales que han tomado al asalto las instituciones del matrimonio y el ser padres. No exhortó a los graduados a conservar y apoyar la unidad familiar tradicional. Tampoco habló de su papel vital en la cultura. En lugar de hacer eso, la señora Clinton comenzó dando por supuesto que las familias, tal como las hemos conocido, han desaparecido para siempre, para sugerir después las formas de reemplazarlas.
Por supuesto que el tema que trató nos es muy familiar. Durante las tres décadas pasadas, nos han estado hablando de la inminente desaparición de la familia los políticos, las feministas radicales, los activistas homosexuales y los periodistas liberales. Después, se han apresurado a decirnos de qué forma se debe reorganizar la sociedad en ausencia del matrimonio para toda la vida. Esta propaganda comenzó a aparecer a principios de los años setenta con la publicación de un libro titulado: The Death of the Family [“La muerte de la familia”], escrito por el sicoterapeuta británico David Cooper. En él insistía en que era necesario abolir la unidad familiar tradicional para sustituirla por nuevas formas de relaciones humanas.
La actriz Shirley MacLaine puso su granito de arena en una entrevista publicada en 1971 por la ya desaparecida revista Look. Esto es lo que dijo: Todo esto se remonta tan lejos como hasta la cultura cristiana, a lo que comenzaron María y José... Usted sabe que hay un millón de cosas que se nos han transmitido con la ética cristiana, así que cuando comienza a poner a la familia en tela de juicio, tiene que hacerlo con todas esas cosas.
Yo no creo que sea de desear que nos conformemos con tener un compañero, y que estas dos personas críen hijos. Sin embargo, todo el mundo cree que eso es lo ideal. Andan frustrados la mayor parte de la vida, porque no pueden encontrar un compañero. Pero, ¿quién dijo que ésa es la personalidad básica natural del hombre? ¿Para quién tiene sentido la monogamia?... Tal vez para una rata almizclera... Entonces, ¿por qué tienen que aceptar este estado de monogamia? En una familia democrática, las personas comprenden sus tendencias naturales, las revelan, las comentan y lo más probable es que las sigan. Y decididamente, esas tendencias no son monogámicas.
Alvin Toffler, autor de Future Shock [“El choque del futuro”], libro que tuvo una gran venta en los años setenta, predijo también que su familia terminaría por morir. En el mismo artículo de la revista Look, Toffler dijo: Tengo la corazonada de que la mayoría de la gente va a tratar de seguir ciegamente las formas del matrimonio tradicional, y de mantener viva la familia tradicional, pero va a fracasar. Y la consecuencia será un cambio sutil, pero muy significativo, hacia arreglos matrimoniales mucho más temporales, una intensificación del sistema actual de divorcio y matrimonio, divorcio y matrimonio, hasta el punto en que aceptemos la idea de que el matrimonio no es para toda la vida. No estoy apoyando esto, pero me parece que hay muchas probabilidades de que suceda.
Así se pensaba en aquellos días. A lo largo de los años setenta se podían oír continuamente esas predicciones de un desastre doméstico en los programas de entrevistas de la televisión. Uno de los más ofensivos, The Merv Griffin Show [“El programa de Merv Griffin”], presentaba con frecuencia diversos huéspedes que se deleitaban en ridiculizar a la familia. Una tarde, yo estaba viendo uno por casualidad, cuando una mujer particularmente hostil dijo esto acerca de las licencias de matrimonio: “No son más que pedazos de papel que valen un par de dólares, procedentes de un gobierno podrido que trata de decirnos con quién podemos dormir”. También dijo que estuvo casada durante treinta años, y que le había sido infiel a su esposo por lo menos cincuenta veces durante ese período. Afirmó que no podría reconocer la voz de él, si la llamaba por teléfono. Después, terminó diciendo que el problema que hay en el mundo es que existe demasiado fervor religioso. “¡Necesitamos librarnos de eso!”, exclamó.
Si tenemos en cuenta la furia desatada contra la familia a lo largo de los años, es de sorprenderse que esa institución haya sobrevivido hasta nuestros días. Lamentablemente, los ataques no han disminuido. Los críticos más recientes han comenzado a citar estadísticas falsas para “demostrar” que la familia tradicional está muerta. Por ejemplo, Patricia Schroeder, quien fue representante de los Estados Unidos (demócrata por Colorado), proclamó hace unos pocos años que sólo 7% de las familias son “tradicionales”. 4 En los medios de comunicación no se puso en duda su declaración, y la literatura secular la citó con frecuencia. Por ese motivo, yo invertí un esfuerzo considerable en averiguar la fuente de esa estadística de Schroeder y determinar en qué se había basado. Lo que averigüé es que ella definía una familia tradicional como aquella en la que había un padre que sostenía a la familia, una madre que había decidido no trabajar fuera de casa, y exactamente dos hijos en la casa. Es absurdo. Según esa definición, mi esposa y yo no seríamos una familia tradicional, puesto que nuestros hijos ya son mayores, y Shirley trabaja como presidenta sin honorarios del Día Nacional de la Oración. Mis amigos Randy y Marcia Hekman no son tradicionales, porque ahora tienen doce hijos, en lugar de dos. Un matrimonio que espere su primer hijo no satisfaría sus criterios. Una familia en la cual la esposa trabaja diez horas a la semana en el negocio del esposo no reuniría tampoco los requisitos. ¡Vamos, señora Schroeder! Este intento por documentar con falsedades la muerte de la familia es verdaderamente deshonesto.
Es cierto que la familia tradicional ha sido golpeada, dañada, debilitada y socavada en los últimos años. El Congreso ha legislado contra ella década tras década. La proporción de divorcios es demasiado alta, y muchos matrimonios aún intactos se hallan asediados por el alcoholismo, la pornografía, la infidelidad y otras infecciones virulentas. No, yo no me atrevo a negar que haya problemas en los hogares, pero los informes sobre una desintegración de las familias han sido exagerados grandemente.
Así que, cuando la señora Clinton dijo: “Si alguna vez fue así, [la familia estadounidense] ya no consta de dos padres, dos hijos, un perro, una casa con una cerca pintada de blanco y una camioneta en la entrada”, se estaba uniendo al coro de los que nos quieren hacer creer algo que no es cierto. De hecho, 75% de los niños viven con dos padres. Hoy en día hay millones de esposos y esposas profundamente comprometidos entre sí por lazos de amor que nunca serán sacudidos. Muchos de ellos hasta tienen perro, casa y una cerca pintada de blanco. La señora Clinton tenía razón en una cosa: Las camionetas en la entrada desaparecieron hace mucho tiempo; las han reemplazado las mini furgonetas y las caravanas.

Mi esposo es algo insensible antes mis necesidades, por Dr James Dobson

Una señora me hizo la siguiente pregunta: “Mi esposo es algo insensible ante mis necesidades, pero yo creo que está dispuesto a mejorar, si yo le puedo enseñar en qué sentidos soy diferente a él. ¿Me puede ayudar a comunicarle mis necesidades de una forma eficaz?”
Tal vez pueda comenzar sugiriéndole cómo no debe manejar este objetivo. Trate de no recurrir a lo que yo he llamado la “técnica de la cachiporra”, que incluye una continua lluvia de recriminaciones, súplicas, regaños, quejas y acusaciones. Evite el impulso de decir al final de un agotador día de trabajo: “Jorge, ¿por qué no dejas a un lado ese periódico y me concedes cinco minutos de tu tiempo? Cinco minutos; ¿es pedir demasiado? De todas formas, parece como si nunca te importaran mis sentimientos. ¿Cuánto tiempo hace que salimos a cenar? Aunque saliéramos, lo más probable es que llevarías el periódico contigo. Te digo la verdad Jorge, algunas veces me parece que ya no te importamos ni los niños ni yo. Si una sola vez, sólo una, demostraras un poco de amor y comprensión, me parece que me caería muerta de la impresión”, etcétera, etcétera, etcétera.
Esa no es la forma de atraer la atención de Jorge. Eso es como golpearlo en la cabeza con un palo, en la seguridad de que esto lo va a poner furioso, callado o ambas cosas a la vez. En lugar de gritarle, usted debe buscar oportunidades de enseñarle durante los momentos en que haya más probabilidad de que esté escuchando. Esa instrucción necesita que el momento, el ambiente y la manera sean los adecuados para que resulte eficaz. Veamos esos tres ingredientes.
1.- El momento. Escoja un momento en que su esposo suela responder mejor y estar más complaciente. Lo más probable es que sea por la mañana, tal vez un sábado, cuando las presiones del trabajo sean menores. Ni se le ocurra meterse en una crítica airada y deprimente cuando él se encuentre cansado o hambriento. Dele a su esfuerzo todas las oportunidades necesarias para que sea un éxito.
2.- El ambiente. La situación ideal es que le pida a su esposo que la lleve una noche o un fin de semana a algún lugar agradable. Si las consideraciones de tipo económico son las que van a hacer que él no quiera ir, ahorre el dinero de los fondos para gastos de la casa, o de otros recursos. Si les es imposible irse, busquen alguien que les cuide a los niños y salgan a desayunar o a cenar solos. Si tampoco pueden hacer eso, entonces busquen un momento en casa, cuando los niños estén ocupados, y ustedes puedan descolgar el teléfono. Por lo general, mientras más logre usted que él se aleje de la casa, con sus obligaciones, problemas y tensiones, más posibilidad tendrá de lograr una verdadera comunicación.
3.- La manera. Es sumamente importante que su esposo no considere su conversación como un ataque personal. Todos estamos equipados con defensas emocionales que se levantan para ayudarnos cuando hablan mal de nosotros. No ponga en marcha esos mecanismos. Al contrario, usted debe actuar de manera tan afectuosa, llena de amor y de apoyo, como pueda dentro de las circunstancias. Hágale entender que está tratando de comunicarle lo que usted siente, en lugar de insistir en sus insuficiencias como esposo.
Cuando se reúnan el momento, el ambiente y la manera para producir una circunstancia oportuna, exprese sus sentimientos más profundos con tanta eficacia como le sea posible. Y, como todos los buenos exploradores, esté siempre lista. A los que se pregunten cómo es que sé tanto acerca de las formas de captar la atención de los maridos, les diré que se debe a que así fue exactamente como se me acercó mi esposa. Y logró que yo entendiera el mensaje.

Acéptate a ti mismo, por Dr. David Hawkins

Quizás porque veo a tanta gente invadida de duda, culpa y discriminación hacia ellos mismos. Podría ser porque tantos de mis clientes caen fácilmente en la depresión y desesperanza. Por una variedad de razones, la gente es terriblemente dura consigo misma.
Aunque estoy consiente que los humanos tienen a ser ensimismados, enfocándose solamente en hacer lo que les haga sentir bien en ese momento, también estoy consciente de que hay mucha gente que, en lo mas profundo de su interior, no se gustan ellos mismos.
Sí. Esta es una contradicción muy evidente; la de gente ensimismada que no les gusta quiénes son. Están obsesionados en satisfacer cada necesidad que a la vez nunca es satisfecha. Quizás esto no es tan contradictorio como podríamos imaginar.

Nota si te identificas de alguna manera con lo siguiente:
1.- Nunca estás satisfecho, teniendo tanto.
2.- Disfrutas de salud física, pero estás inquieto.
3.- Teniendo más oportunidades para hacer amigos, tienen aún menos.
4.- Con más oportunidades para trabajar, disfrutas menos tu trabajo.
5.- A pesar de tener más acceso a la consejería, te sientes menos feliz.

El denominador común de la lista de síntomas de arriba es la falta de un sentido general de bienestar. Muchos de nosotros sentimos que no estamos a la altura, y que no somos exitosos en nuestro trabajo, familia o vida marital. Tenemos una sensación de fracaso.

Piensa en este e-mail de una mujer que esta batallando con su autoestima.
Querido Dr. David. No importa lo que haga, nunca siento que hago suficiente. No importa lo que haga en mi trabajo, iglesia o matrimonio, nunca me siento satisfecha. Siempre tengo miedo de que alguien me critique. La verdad es que yo soy la primera que me critico a mi misma. Esto no es algo nuevo para mí porque crecí sintiéndome abandonada y descuidada. He luchado toda mi vida para deshacerme de ese sentimiento de inferioridad. Sin embargo, no importa lo que mi esposo o mi pastor me digan, me siento insegura. ¿Hay alguna esperanza para mí?Firma, Baja Estima

Querida Baja Estima,
Tristemente el rechazo que tuviste de niña tiene todavía un profundo impacto en ti como adulta. Muchas personas que han experimentado rechazo siendo niños tienen sentimientos de inseguridad como adultos. Esas son malas noticias. Pero del lado de las buenas noticias, tal como dice el dicho: “Nunca es demasiado tarde para tener una infancia feliz”. Lo que esto significa es que como adultos, podemos aprender a aceptarnos a nosotros mismos. Y de hecho podemos hacerlo, especialmente con la ayuda de Dios. Podemos aceptarnos a nosotros mismos, tratarnos a nosotros mismos con valor y vernos a través de los ojos de amor de Dios.

Permíteme ofrecerte un par de sugerencias más específicas.
Primero, recibe consejería. Necesitas hablar del rechazo que experimentaste y específicamente de las mentiras que has terminado creyendo. Por ejemplo, probablemente piensas todo el tiempo que nada de lo que haces es suficientemente bueno. Necesitarás combatir esas mentiras y descubrir la verdad, de que eres suficientemente buena, no sólo por lo que hagas o dejes de hacer, sino porque eres una hija de Dios.
La consejería también puede ayudarte a liberar la vergüenza que quizás has heredado de tus padres. Aunque nuestra meta no es culpar a los padres, es importante que te deshagas de culpas que puedes haber imitado de ellos.
Segundo, has un inventario de tus cualidades. Cada de nosotros fue creado con talentos únicos que no son parecidos a los de nadie más. ¿Cuál son tus fortalezas? ¿Qué cosas puedes hacer que otros no pueden? Quizás tengas que pensar bastante en eso, pero estoy seguro que con un poco de ayuda podrás ver complacido a esos atributos que son tan propios de ti. Nosotros no recibimos muchas veces ánimo para celebrarnos a nosotros mismo, pero recuérdate a ti mismo que Dios se regocija en nosotros.
Tercero, renuncia a las comparaciones. Las comparaciones matan. Siempre que nos comparamos con otros, encontraremos que los demás son mejores en algo, y por supuesto que nosotros somos peores. La clave es descubrir lo que es único en nosotros y apropiarnos de las habilidades y dones espirituales que Dios ha dado. Lee (Romanos 12) sobre los dones espirituales.
Cuarto, asóciate con personas que te animan. Hay quienes te roban el gozo y quienes te dan gozo. Hay quienes nos pisotean y quienes nos levantan. Comparte con aquellos que te animan y te valoran.
Finalmente, perdónate, una y otra vez. Tú eres un humano lleno, indudablemente de muchos errores. Es importante recordar que todos nosotros hemos cometido errores. De hecho, cometemos errores todos los días. No hay errores peores que otros. “Todos han pecado y están privados de la gloria de Dios” (Romanos 3:23). A pesar de nuestros defectos, somos amados por Dios infinitamente.